En una pequeña ciudad de la costa Oeste de Canadá, una persona compró casi sin querer un boleto de lotería. La verdad es que el tendero no tenía cambio y por dos dólares canadienses, le ofreció un boleto para el «Lotto Maggiore» del fin de semana. Esta persona metió el boleto en algún lado de sus bolsas del mandado y después de una dura semana de trabajo se dispuso a ir a descansar.
El cliente tenía un pequeño detalle. Se había quedado ciego y no vio ni comprendió lo del cambio, lo del boleto de lotería ni las posibilidades que eso significaba.
Meses después, la incógnita seguía candente. Un residente de esa pequeña ciudad se había sacado la lotería y no se había presentado a reclamar su millonario premio. Unos decían que había perdido el boleto, otros que no se había dado cuenta.
¿Cómo era posible el que alguien con tan buena suerte, estuviera teniendo tan mal momento como para no poder cobrar lo que legítimamente el Destino, el Universo, o Dios le hubiera mandado?
Como siempre ocurre, un grupo de inquietos entusiastas, se organizaron para encontrar “y ayudarle” a esta persona a cobrar su premio. Usaron los medios masivos para avisar a la persona; Televisión, FaceBook, Instagram y otros. Consultaron videntes y hasta pidieron las cintas de las cámaras de circuito cerrado del lugar en donde se había vendido el boleto.
No lograron nada.
La lotería parecía que iba a perderse.
Una verdadera lástima.
Terrible…
¿Cuantas loterías en tu vida te has sacado y por alguna extraña razón no las has disfrutado?
¿Cuantas loterías ni siquiera te has dado cuenta ni te das cuenta de que te las has sacado? Tal y como esta querida persona de Canadá. El boleto anda perdido por ahí sin cobrarse y disfrutarse. Igualito que tus diferentes loterías.
La lotería de la familia que te tocó…
la lotería de la pareja que te tocó…
La lotería del trabajo…
La lotería de tu cuerpo y de tu salud…
La lotería de tu mente y de tu corazón…
La lotería de TU DIOS….
Por ahí andan los boletos premiados escondidos…
Perdiendo valor…
Sin apreciarse o disfrutarse…
Ojalá que algún inquieto entusiasta se apiade de nosotros y nos haga ver el tamaño de loterías que tenemos sin cobrar…
Abrazo cariñoso…
Jorge Oca
Meditaciones para mi 