Christian estaba emocionado porque le había tocado el papel de Timón para la representación de fin de cursos. La maestra de inglés había organizado un pequeño “sketch” y todos los niños estaban muy metidos en la obra. Christian tiene 8 años y se aprendió fácilmente sus lineas y su parte en la obra. De hecho, le pidió a la maestra si podían ver de nuevo la película para conocer un poco mas a su personaje.

Los disfraces empezaron a hacerse. Elefantes, leones, cebras y por supuesto los de los personajes principales. Sin embargo, a la familia de Christian no le alcanzó más que para la máscara que usaría de Timón.

A Christian eso no le importó para nada. Parado junto a sus amigos, todos disfrazados, él se concentró en su personaje y en su papel y lo hizo maravillosamente bien . A  todos nos dejó con los ojos bien abiertos, porque su papel fue realmente bueno. Aunque Christian tenía el disfraz  más austero, fue el que más sobresalió en su actuación.  Él se creía al 100% su papel. Claramente no requería tener ni mas disfraz, ni nada que “reforzara” lo que él tenía que ser. En su mente estaba claro lo que él sería en esos minutos y no se enfocó en nada que no fuera su papel.

Me pregunto si tenemos claro el papel que nos toca desempeñar “en la obra” en la que “estamos actuando”.

¿ Será que  a veces “nos estamos peleando con nuestro papel” y nuestra mente busca pretextos para no hacer lo que nos toca hacer. Y hacerlo de manera  verdaderamente magistral ?

Supongo que hay “papeles en la obra” que a veces tenemos que tomar y que no son muy agradables. Pero luego hay muchos más en donde podríamos hacerlo francamente bien y hacemos papeles realmente tibios o mediocres.

¿Falta de enfoque?

¿Falta de compromiso?

¿Falta de coraje?

¿Falta de objetivos definidos?

A la mejor.

Nos deseo que esta semana hagamos muy bien los papeles que nos tocan desempeñar. Que salga tu verdadero «Rey León» que tienes encerrado por ahí.

Saludos

Jorge Ocaranza Freyria