Estaba siendo amable con la mujer que nos estaba documentando para viajar a Colombia. Siempre me ha gustado echar un poco de relajo y de paso hacer que la gente se la pase bien en su trabajo. Hacia frío, era temprano pero la anticipación de lo que sería una muy agradable semana de vacaciones me tenia en modo de festejo.

Todo era alegría, fiesta y relajo hasta que la señorita nos entregó los dos pases de abordar. Uno para el vuelo al primer destino y el siguiente el de la conexión.

¿Conexión? ¿Cuál conexión?

Sucedió como en aquel cuento en donde una señora le pide a su asistente que vaya con un cheque de 5,000 y le traiga puros de 200. Después de tres horas, el joven regresó con una bolsa de puros para fumar y le dijo a la señora que de 200 no encontró todos, pero que casi, casi.

Isabel mi asistente supuso, yo no verifiqué y aquí estaba yo discutiendo por teléfono con un colombiano no se donde el que se me cancelarían los tramos siguientes y que lamentaba mucho y bla, bla, bla.

Además, nos habían dado asientos separados y no había posibilidad de cambiarlos porque el vuelo estaba atascado. Lo único que siempre me pedía mi mujer…

Así que iba yo sintiendo mi cuarta transformación y ya comenzaban los nubarrones de preocupación, estrés y demás a apoderarse de mi.

Lo que me ayudó muchísimo fue aplicar la vacuna que recién había aprendido. Alguién me dijo hace apenas unos días :

“ Los problemas que tienen que ver con dinero no son problemas”.

Así que respirando, logré ir “acomodando” los sucesos y dándoles su justa perspectiva. Volviendo a comenzar a disfrutar lo que si estaba muy padre.  Los volcanes estaban espectaculares y la vacación volvía a tomar tintes de disfrute. Los problemas de dinero finalmente se resolverían de la mejor manera posible.

Cuando no son problemas de dinero y no dependen de uno, entonces si agárrate porque no sabe uno hasta donde, hasta cuando y demás.

¿Cuanto de más te quitan los problemas que te regala la vida que si tienen que ver con temas de dinero?

¿Podrías de alguna manera “acomodarlos” y darles su justa dimensión?

¿Podríamos no sufrir tanto por este tipo de problemas?

¿Podríamos estar más atentos con los problemas que si son problemas de nuestra gente querida?

Un fuerte abrazo,

JOF