Jacob estaba preocupado de que en este año no le pasara lo del año anterior. Uno de sus enemigos había sembrado cizaña en su cultivo de trigo y al multiplicarse había perdido casi toda la cosecha.

Las tierras de su familia eran de las mejores de la region de Galilea y habían pasado de generación en generación. Las cosechas anuales alimentaban a muchas familias. Este año hubo hambre.

La cizaña es una planta que es tan parecida al trigo que es muy difícil distinguirla de él. Le llaman el trigo falso. Y logra contaminar al trigo bueno en la molienda.

El demonio, que es nuestro enemigo, trabaja en  mezclar el error con la verdad logrando en ocasiones que difícilmente se distingan. Pero después, el error produce consecuencias catastróficas.

Muchos cristianos nos hemos dormido y hemos permitido que el enemigo sembrara la mala semilla en la más completa impunidad. Surgiendo  errores sobre muchas de las verdades de la fe y de la moral.

¡Cómo hemos de estar vigilantes, con nosotros y con quienes de alguna manera dependen de nosotros, con los diferentes medios de comunicación. Son una verdadera siembra de error, de mala información.  Cesar Medellin le llama desinformación documentada. Pronto nos lleva a la esterilidad y al alejamiento de Dios.

 El error y la ignorancia producen muchos estragos por falta de la verdad,  ¡A cuántos de nosotros vemos que andamos metidos en la tristeza, en el pecado, en el desconsuelo, en la desorientación más grande.  O nos vemos deslumbrados por falsos razonamientos, con complicidad casi siempre de las malas pasiones.

El enemigo de Dios y de las almas ha utilizado todos los medios humanos posibles.  Así vemos cómo se ha atacado consistentemente al matrimonio, el valor de la castidad y celibato, se ha propagado el aborto y la eutanasia, se siembra desconfianza ante los sacramentos.  El enemigo no descansa.

Jacob contempla sus tierras y su cosecha. Levanta la cabeza al cielo y le dice a su Señor: » Ayúdame Dios mío, que yo haré mi parte. Voy con todo por la mejor cosecha posible. Mis tierras, mi gente y yo mismo nos lo merecemos».

Dios, con su inmenso amor, siguió acompañando día a día a Jacob en sus tareas diarias. Motivándolo a que lograra la mejor cosecha posible.

Muchos saludos

JOF