Este fin de semana vi una película en Apple TV que se llama Breakthrough. Breakthrough en inglés es un descubrimiento repentino y dramático. Está basada en una historia «imposible» que es verdadera.  Nos cuenta cómo la determinación, la Fe y el Amor de una madre pudo salvar la vida de su hijo, de otras personas y unir a una comunidad mediante la oración.

Siempre he estado fascinado y medio obsesionado con los milagros. Por un lado pienso que Dios bien podría regalarnos varios milagros que nos acercarán más a Él. Serían un eslabón del hombre con su Dios. Una puerta que nos puede comunicar y unir con Él. Ver, sentir y experimentar un milagro puede cambiar nuestras vidas. Aunque luego uno medita que de hecho, nuestra vida está llena de milagros continuos a los que ya nos acostumbramos y que ya hasta “exigimos”.

Algunos pedimos milagros para nosotros y también para otros. Estamos en pañales en esto de saber que nuestra Fe  y nuestro Amor puedan de hecho hacer milagros. La película nos muestra como un pequeño grupo o comunidad se junta y hace oración por algo. El efecto de eso es sin duda muy poderoso. Cambia a las personas en lo individual y logra milagros que sobrepasan nuestro entendimiento. Todo comienza con una sola persona que lo hace de manera muy determinada.

El poder de nuestra Fe, de nuestra Oración y de nuestro Amor pueden ser muy grandes. Es como tener “armas poderosas” en nuestro arsenal. Armas que usamos miserablemente poco. Armas que podrían cambiar la vida de otros y por supuesto las de nosotros.

El vivir sin Fe y sin Amor nos llevan a sufrir, a vivir en las tinieblas y además a hacer sufrir a otros. Esa batalla, a veces parece estar siendo ganada por la obscuridad, por la desesperanza o por “la lógica”. Cuando la Fe y el Amor nos acompañan, la vida es mucho más alegre, más en paz y es ahí en donde los milagros suceden. O si te pones a pensar, en donde hacemos que los milagros sucedan. 

Te deseo que tengas este «Breakthrough» en tu vida.

¿Podríamos convertirnos en personas de Fe, de Amor y de Oración?

¿Podríamos convertirnos en hacedores de milagros?

¿En representantes de Él aquí en la tierra?

¿Serían los milagros más valiosos los que salvan nuestras almas y las de los demás?

Buena semana

Jorge Ocaranza Freyria