Jenny y sus nuevos hábitos.

Jenny estaba agotada. Física, mental y emocionalmente. Primero el haber sido abandonada por su esposo, luego la enfermedad de la niña y ahora la reestructura de su oficina. Sentía que no podía más.

De por sí, se acostaba tarde y no lograba descansar bien. Luego la mente no la dejaba. La torturaba sin cesar y le hacía darle vueltas y más vueltas a sus asuntos.  ¿Habrá sido en parte por mi culpa? ¿Será que realmente soy tonta y no puedo? ¿Será que no se puede tener todo?. Preguntas y conclusiones que la perseguían y no la dejaban dormir. No la dejaban estar en paz.

Jenny estaba atrapada en un estado lastimoso en donde parecía que nada se veía bien. Las preocupaciones, las angustias y las «malas perspectivas» prácticamente se habían apoderado de ella. Lo que había empezado con una o dos ideas vagas y separadas, se había convertido en un  mal hábito y en un río de desesperanza.

¿Y si se quedaba sin trabajo? ¿Y si la niña se volvía a enfermar? ¿Y si el gobierno seguía igual de mal o peor? Su eterna colitis estaba en uno de sus peores momentos. Sus dolores de cabeza ya no sólo eran por las mañanas. No podía seguir así.

Hasta que una buena mañana, desesperada, abajo del chorro de la regadera, decidió cambiar su rutina. Dedicó tres largos y deliciosos minutos a no pensar en nada más que en el agua lavando y limpiando su mente, su cuerpo y su espíritu. Luego dedicó otros tres minutos a  decidir qué tipo de día tendría. ¿Qué tipo de papel jugaría ella durante todo el día?

Jenny decidió tener un dia lleno de momentos de paz, de tranquilidad y de pasarla bien.  Decidió empezar con su nuevo hábito de mantener momentos, horas y días bonitos. Desde ese momento en la regadera, ella decidió que pasara lo que pasara en el dia, ella estaría bien. Como que empezó a entender que algunas cosas realmente no dependían de ella y que por lo mismo podía – y debía – enfrentarlas con una actitud positiva y de tranquilidad. De hecho, con esa buena actitud, se podían arreglar y enfrentar mejor los temas diarios que la vida nos presentaba. Curiosamente, lo mas importante era que fuese viviendo su dia a dia de mejor manera. Generando mejor energía y por lo misma atrayendo mejor energía.

Entendió que era mejor relajarse y no ponerse tensa. Realmente no ayudaba en nada. Se concentraría y enfocaría en tener un día agradable, bonito y en paz.

Jenny decidió desde ese momento, que cualquier cosa que se le enfrentara en ese día, ella viviría el proceso estando tranquila y hasta contenta. Su felicidad no dependería del resultado de su día.  Dependería de que ella decidiera formalmente tener un buen día. Un día feliz. Enfocaría la máxima energía posible hacia la solución de los problemas y no hacia los sentimientos que se generaron por los problemas.

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Jenny sacó su libreta donde apuntaba puntos y cosas importantes y escribía su «nueva revelación». Ella sabía que si no lo hacía luego se le olvidaría y su dia a dia se la «volvería a tragar». Sonreía con este nuevo «airecito de frescura» que la vida le regalaba y se disponía a tener un buen dia. A pesar de lo que pasara. A pesar de su mente y de sus viejos hábitos.

Cerrando la llave de su regadera, Jenny decidía tomar el control de sus nuevos hábitos. Los anteriores la habían hecho sufrir y pasar momentos miserables. Sonriendo y mas tranquila salía a tener un dia muy agradable. Meditaba que la vida era un placer y que no valía le pena vivirla como lo había estado haciendo últimamente.

Saludos,

Jorge Ocaranza Freyria

P.D. ¡Felicidades a mi esposa que hoy cumple años! Que la vida nos regale muchos más años con su presencia. Love you Bort.

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