Una de las cosas que tenía ganas de ver en Japón eran los baños. Me dijeron que no dejara de visitar un baño en alguna carretera y que comprobaría cómo se podía casi casi comer en el suelo de lo limpio que estaría.
No tuve que esperar a llegar a un típico baño de gasolinera para comprobar lo limpios que estaban.
Entonces me pregunté – y te pregunto ahora – porque será que los baños están tan limpios?.
Será que los japoneses son más educados y ordenados y que no ensucien tanto? No es eso, son igual de “salpicadores y ensuciadores” como cualquiera.
Será que los materiales de los baños son tan especiales que no se ensucian tanto? No, son los mismos que los que se usan en baños similares en otros países.
Porque entonces están siempre sus baños limpios?
La respuesta es sencilla y a la vez muy reveladora. Están limpios sus baños porque LOS LIMPIAN. Así de sencillo y de poderoso.
Siempre hay alguien limpiando, trapeando, recogiendo y sanitizando. Siempre he visto a alguien limpiando en todos los baños. Su tarea era esa y hacían lo que tenían que hacer bien. Punto.
Que sencillo y que poderoso.
Gran parte de mi vida la he dedicado a diseñar, motivar y supervisar a que la gente para haga lo que tiene que hacer. A que yo mismo haga lo que tengo que hacer. Y hacerlo bien. Nuestra cultura no necesariamente ayuda.
Tenemos – y nos creemos – toda una lista de pretextos y excusas de porque no hacemos lo que tenemos que hacer. Y hacerlo bien.
Tenemos por tanto “nuestros baños” sucios. Algunos relativamente limpios, otros claramente sucios y unos por ahí verdaderamente hechos una pocilga.
La flojera, la desidia y el conformismo nos llevan a ser “maestros” en pretextos menores para no tener “nuestros baños limpios”.
Hay pretextos mayores que luego podríamos usar para no tener nuestros baños impecables. Alguna enfermedad nuestra o de un ser querido. Algún impedimento mayor – o Dios no lo quiera – hasta la muerte de alguien cercano y muy querido.
Que “nuestros baños” no permanezcan sucios por mucho tiempo. Que siempre estén impecables.
Nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro espíritu son algunos ejemplos de nuestros baños.
Nuestras relaciones con nosotros mismos, con nuestros familiares y con los amigos serían otros ejemplos.
Nuestra relación con Dios sería algo en lo que deberíamos “trabajar” y atender adecuadamente para que esté impecable “este baño”.
Finalmente cada quien tendremos nuestros baños de la manera en que decidamos tenerlos.
Como tienes tus Baños?
Estás contento con el estado de limpieza y olor de los mismos?
Nos deseo que nuestros baños estén tan impecables como los japoneses. El gran secreto ; hacer lo necesario y tenerlos impecables.
Nuestra guía diría que la religión Sintoísta tendría ago que ver en esto de los baños. Dice que los japoneses son limpios y puntuales porque la religión los empuja a ser intachables e inmaculados. Por eso la puntualidad y la limpieza son fundamentales en sus vidas.
Muchos Salads
JOF