En las últimas semanas he podido escuchar a queridos amigos que han tomado decisiones basados en la declaración de “me lo merezco”.

Y van desde el pedir una buena botella de vino, la compra de un coche o un viaje – un poco arriba de presupuesto –  hasta bajar la eficiencia e importancia en el trabajo.

Probablemente seamos los jueces más permisivos para con nosotros mismos.

Porque me lo merezco.

Podríamos darle el sentido a merecer no de permitirnos ser blandos con nosotros mismos, buscando un placer inmediato sino ser exigentes buscando un beneficio a largo plazo. Ese enfoque cambiaría por completo el sentido a merecer.

Y haría sentido.

Me merezco cuidar mi alimentación para poder estar sano.

Merezco dejar de tomar o fumar un buen rato para desintoxicarme.

Merezco ahorrar para después vivir con holgura y paz.

Merezco atender a mi gente hoy para ser querido mañana.

Y entonces si mereceríamos por nuestro esfuerzo estar mejores. De fondo, no por unos momentos.

Nuestra vocecita interna siempre nos esta diciendo o sugiriendo lo que nos merecemos. Estemos atentos, una de esas vocecitas so pretexto de que nos lo merecemos luego nos puede meter en aprietos y generar si, satisfacciones momentáneas pero no duraderas.

Cuídate; te lo mereces. Te mereces estar cada vez mejor. Aunque claro, depende totalmente de ti.

Buen fin

JOF