La Sublime Experiencia de lo Bien Hecho.

Ahora que estamos encerrados y en aislamiento, uno se vuelve mas sensible y aprecia muchas cosas que luego da uno por hecho, por sentado. Uno de nuestros pequeños “disfrutes” ha sido el pedir los domingos algo de comer de algún restaurante que nos traiga a casa. Los ayudamos porque estan cerrados y ese día no cocinamos. Durante unas 8 semanas hemos pedido de todo. Tortas, ensaladas, hamburguesas, Indú – muy rico por cierto – y demás.

Mis hijas siempre han tenido una gran debilidad por el sushi y finalmente dijimos que sí. Maria propuso que pidiéramos al «Furi» y así lo hicimos. Nos hemos llevado una sorpresa mayúscula. El menú viene muy amplio y muy rico en internet. No es sólo la típica paella y algunos platillos “que le convienen al lugar», es el menú completo. El pedido llegó casi al minuto del tiempo en el que nos habían dicho. Llegó una camioneta rotulada, y un joven – de corbata – con su cubreboca me entregaba las bolsas del pedido. Me decía que no traía el aparato para la tarjeta de crédito, pero que él regresaba. Que disfrutáramos la comida.

Los platillos venían en 6 o 7 diferentes contenedores de plástico, cada uno adecuado a lo  que habíamos pedido y no pretendiendo que uno solo fuera utilizado para todos los platillos. En el caso en el que uno de los complementos de lo que habíamos pedido, pudiese haber “desfavorecido” el platillo al haberlo humedecido, venía un su recipiente aparte. Traía una hoja con instrucciones, suficientes palillos chinos para comer, salsas y para terminar una botella pequeña de gel desinfectante y una máscara para la boca.

Hasta ahora, me parecía que el empaque era sensacional. Una parte de mi mente me dijo ¡Cuidado! , cuantas veces el empaque es muy bueno – hay empresas que son buenas para eso – , pero el contenido es regular o de plano malo.

Había pedido una pequeña entrada de atún, que resultó mas de dos veces mas grande de lo que había pensado. Además que los sabores, colores y calidad del producto eran realmente sobresalientes. En este tipo de productos, el probarlos fuera de los restaurantes siempre es un reto, porque la diferencia de sabor y frescura es notable. Aquí habían logrado hacerlo de manera increíble. El contenido del producto era sensacional.

El repartidor regresó a cobrar, amable, eficiente y cálidamente. Aceptó las porras y me contó que tenían como cocinero a uno de los mejores chefs japoneses que existían.

  • Perfecto Empaque.
  • Perfecto Contenido.
  • Perfecto Equipo Operativo.
  • WOW.

En medio de estos tiempos, habían logrado brindarme una experiencia maravillosa e inolvidable. Siempre he buscado lograr lo mismo en mi empresa y supongo que conmigo  mismo, ahora me daban varias grandes lecciones. En la familia ya habían logrado varios clientes leales a futuro. Ya los hemos recomendado a diestra y siniestra.

El aprendizaje ha sido grande.

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¿Cómo anda El Empaque que ofreces en tu empresa y en tu persona?

¿Es adecuado?, ¿Es práctico?, ¿Está cuidado?, ¿Esta renovado o ya está viejo, descuidado y requiere de una renovación profunda?

¿Cómo anda El Producto que ofreces en tu empresa y en tu persona?

¿Brinda  una calidad real, superior e increíble a tu cliente? ¿O sólo “son espejitos”?

¿Brindas tú una calidad real, medible e increíble a los tuyos? ¿O ya sólo brindas espejitos, recuerdos y esperanzas?

¿Cómo anda La Administración, el Equipo Operativo de tu empresa y de tu persona?

Ya tienes un gran empaque y un gran producto. ¿Llegas a capitalizar lo anterior y hacer una gran utilidad, o por falta de Administración, Supervisión y Liderazgo se te escurre de las manos?

Dios nos dio – y nos da – todo para que tu empaque, tu producto y tu Administración sean todo un éxito con Él y con los demás. 

¿Y luego?

Entiendo que son preguntas muy importantes e intensas. Si lo que quieres es hacer las cosas Bien y ofrecer una Experiencia Sublime a tus clientes, entonces creo que tenemos que ponernos las pilas y buscar lograrlo. Mejor dicho, lograrlo sí o sí.

Creo que nuestra cultura se enfrenta a la opción de cambiar y Hacer las cosas Bien de una buena vez o seguir por el camino de lo chambón, del ahí se va, de lo tibio…

Saludos,

Jorge Ocaranza Freyria

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