Rodolfo había trabajado diligentemente toda su vida. Había sido bien educado y no era un gastador o comprador compulsivo. De hecho era de los pocos amigos que había aprendido a ahorrar desde joven. Por esas razones tenía un buen ahorro y tal y como decían los libros había que invertir parte de eso en inversiones para su futuro y el de su familia.
Había también aprendido que al aventurarse en nuevas actividades que no conocía, debía tomarse su tiempo y estudiar, prepararse y entonces tomar decisiones adecuadas. El buen Rodo, estudió, se preparó y se metió en el mundo de las inversiones en la bolsa. Aprendió sobre las grandes empresas, sobre sus valuaciones y a escuchar a los expertos en el tema.
Asi que les hizo caso e invirtió en esa nueva empresa disruptiva que estaba cambiando al mundo y que seguramente cmbiaría a su mundo también. De un plumazo perdió el 20% de su capital.
Luego invirtió en una empresa que hacía celulares, tablets y computadoras. Los expertos aseguraban que era una «inversión segura». Después de ver cómo sus ahorros o inversión bajaba 30%, vendió para ver luego cómo volvía a subir.
Con casi 50% menos de su capital y un 400% más de angustia el buen Rodo subió el 20 % de su peso. Al igual que su azúcar, colesterol y grasa visceral. Al pobre Rodo le dio Diabetes tipo 2 y fue con su «médico experto».
El médico le recetó insulina y sólo subió 15 kilos más. “ Rodo, es lo que tienes, así que resígnate y haz lo que tienes que hacer” le dijo el experto.
El buen Rodo aprendió a verdaderos trancazos como lo que nos venden «los expertos» no necesariamente es lo mejor para nosotros.
¿Cuantas cosas, digamos importantes hacemos y decidimos porque “así debe ser” o porque así nos lo han vendido?
¿Cuantas cosas de hecho NO te están funcionando y estás haciendo supuestamente lo que debes hacer?
¿No será que lo que tienes que hacer en tu beneficio y en el de los tuyos es otra cosa, que lo que «el experto» recomienda?
No te pelees con los resultados. Si son buenos, adelante; si no son buenos, ten mucho cuidado y es de sabios rectificar a tiempo.
¡Saludos!
Jorge Ocaranza Freyría