El Joven tenía su baño y su cuarto verdaderamente hechos un asco. Sucios, tirados e increíblemente desordenados. Tiene la opción de dejarlo así, de que no esté sucio o de tenerlo limpio. ¿Qué es lo que motiva a que el joven precioso tenga ese pensamiento que lo mueva a no sólo no tener sucio su entorno, sino a decidir tenerlo limpio?
¿De dónde surge esa idea, esa energía para tomar el control de sí mismo? No decidir y seguir viviendo así es en sí una decisión y finalmente su prerrogativa y derecho. ¿Lo estará haciendo de manera consciente? Si pudiera salirse un poco de sí mismo y ver cómo está decidiendo vivir en cuanto al orden, ¿tomaría la misma no-decisión? Será que mas bien vive en la in-consciencia y entonces su conciencia esta dormida, de vacaciones y cubierta por capas y capas de disfraces y temas?
La prima tenía su cuerpo hecho una verdadera desgracia. Sobrepeso chulo, colesterol y triglicéridos hasta arribota. Azúcar y presión más que altas. El corazón trabajaba de más, los huesos y las articulaciones sufrían. Los sicólogos le habían dicho que sufría de un tema de abandono o creencia de abandono. Le habían dicho que su comportamiento era de auto-destrucción. La prima vivía en la no-consciencia y su consciente estaba amarrado y guardado en la caja fuerte.

El tío no podía dejar de fumar y de tomar. Ya se había dado por vencido. “Total, de algo se tiene que morir uno”, era lo que decía y se repetía día tras día. Su tos era ya muy lastimosa. Por el alcohol había perdido su trabajo y a su familia. A veces parecía que había tocado fondo, pero “su fondo” parecía que era realmente profundo. Algún amigo le había dicho que seguramente tocaría fondo minutos después de que habría entrado a la “Gran Meditación”. Cuando su cuerpo finalmente descansara. Su no-consciencia dominaba, manejaba y bailaba como reina absoluta de su vida. Su ex-esposa seguía rezando para que por algún verdadero milagro, su conciencia emergiera victoriosa del infierno.

La tía seguía tratando a los demás como verdadera basura. Era dura, cortante y francamente grosera. Siempre lo había sido con los demás. Chismear era su pasión y hasta su vocación – dirían otros -. Descargaba a diestra y siniestra su frustración y ya lastimaba a pocos, porque muchos la habían dejado sola. El famoso Karma o consecuencia de sus acciones ya había aparecido desde hace tiempo. El universo le regresaba con interés compuesto lo que durante tantos años había sembrado. Su no-consciente era poderoso, muy eficiente y creativo como ninguno. Tenía cautivo al consciente y aunque tuvo momentos de que quería emerger y dominarlo, el no-consiente o inconsciente terminó ganando. La voluntad, claridad y fe no triunfaron.
El amigo vivía lleno de miedos. Y cómo no; «la vida era muy difícil». Tenía miedo a la obscuridad, a que lo fueran a asaltar, a perder su trabajo y a su pareja. El miedo más fuerte era el miedo a fracasar. Él sentía en el fondo que no necesariamente valía mucho. Era la verdad. Dios le había dado a otros muchos talentos y él había llegado tarde a la repartición. Hasta sentía que se lo merecía. Su consciente había hecho diversos intentos por re-surgir en esta vida lastimosa, pero el inconsciente o no-consciente era de verdad poderoso. Usaba al miedo para seguir reinando cómoda e implacablemente.

El consciente estaba consciente de que en términos generales sólo se podía vivir en el amor o en el miedo. Estaba consciente que en ocasiones era una batalla difícil para muchos. Estaba comprometido a seguir luchando contra su eterno contrincante, el no-consciente. Debía seguir dando todo para salir de esa prisión fría, obscura y profunda a donde el inconsciente lo mandaba muy seguido.
¡Vamos equipo!, a qué el consciente maneje mucho mas seguido nuestras vidas.
Jorge Oca