LA BODA

EXPECTATIVA VS. ACEPTACION

LA FELICIDAD

La mamá esperaba con ansia este día. Sería un día especial en su vida. El gran evento finalmente llegaba. Esperaba que el clima fuera perfecto; que no lloviera y que por supuesto no hiciera calor.  Esperaba también que por la noche no hiciese mucho fresco. Esperaba que la comida estuviera perfecta. A la temperatura ideal. Esperaba que los arreglos les gustaran a todos los invitados. Esperaba que no faltara nadie. Esperaba que todos estuvieran del mejor ánimo posible. Esperaba que nadie tomara de más. Esperaba que su pareja estuviese encantador y que por supuesto ella fuese el centro de toda su atención. Todo el evento. Esperaba que sus parientes… esperaba que el novio… Expectativas y más expectativas. 

El papá esperaba que su equipo preferido que jugaba ese día ganara por más de dos goles. Esperaba que sus consuegros e invitados del novio, estuviesen muy animados y bailaran mucho. Esperaba que no fuesen a tomar poco, para que hubiera buen ambiente, pero no mucho para que no se fuese a terminar la bebida. Esperaba que su mujer estuviese de buenas y que sus cuñados y cuñadas no fuesen a estar de metiches y de incómodos. Esperaba que sus amigos trajeran regalos increíbles y que a él le gustaran.

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El novio esperaba no bailar mucho. Pensaba que bailaba mal y rogaba que pasara rápido la noche sin bailar demasiado. Esperaba brindar mucho con sus amigos y abrazarlos mucho. Los quería demasiado. Esperaba que su flamante esposa fuese comprensiva y que no le pidiera que estuviese mucho con sus amigas. Eran francamente aburridas y las parejas de ellas más. Nerds, creídos, pero sobre todo aburridos. Esperaba que sus suegros no fueran a controlar todo. Ellos estaban pagando, pero él quería a veces proponer las cosas de diferente manera.

La novia tenía expectativas muy altas para ese día. Esperaba verse y sentirse como la mujer más guapa del mundo mundial. Esperaba que nadie la fuera a opacar. Ella sería la más guapa. Esperaba con ansias el baile con el novio. Su máximo era bailar y esperaba que el novio, aunque sabía que a él no le gustaba mucho esto de la bailada, fuera sólo por hoy el bailarín mas decidido y emocionado. Esperaba que su novio no pasara mucho tiempo con sus amigotes locos y mediocres y que se hiciera la conexión finalmente con sus amigas y sus increíbles parejas.

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Tenemos siempre una infinidad de expectativas que esperamos se cumplan todas. Fijamos nuestra felicidad en ellas y la probabilidad de que fallen es muy grande. No tenemos control sobre los factores externos. Clima, familiares, amigos y demás. Ante la falla de expectativas se presentan pensamientos negativos que nos generan sentimientos negativos. Enojo, furia, celos, envidia, estrés y demás.

El clima va a hacer lo que  vaya a hacer. Las personas harán lo que vayan a hacer. Las cosas van a suceder como vayan a suceder.

Nuestras expectativas se cumplirán siempre en porcentajes menores o mucho menores a como las planteamos. Sí fijamos nuestra felicidad en base a esas expectativas, entonces nuestra felicidad se logrará en bajos o muy bajos porcentajes. ¡Punto! Nosotros mismos estamos condicionando nuestra felicidad a situaciones fuera de nuestro control. 

Esa mañana, la mamá aceptó en su interior, que el clima no sería tema para que ella disfrutara al máximo la fiesta. Agradecería y sería feliz no importando el clima. Ella había preparado el evento con todo su empeño y cariño posibles. Aceptaba los posibles temas en el servicio, en la comida y demás. Ya estaba feliz por su dedicación. Aceptaba que no saldría todo perfecto. Le daba gracias a su corazón por haber dedicado tanto amor al evento. Aceptaba y quería a su marido, a su familia política, a sus amigos y a su nuevo hijo. Los aceptaba como eran y los gozaría y vería sus partes positivas. Agradecía su presencia y su existencia. Daba gracias.

El papá aceptó que no podría ver el partido por la boda. Aceptó que su mujer era muy detallista y dedicada a los eventos. Estaría orgulloso de ella y de todo lo que había realizado. Aceptaba y agradecía por cada gente de su familia política, de la suya propia y lo que fuera que le regalaran a su hija. Daba gracias por poder regalar una fiesta así y sobre todo daba gracias por su hija de la cual estaba tan orgulloso. Pasaría una velada como nunca. Agradecería también por las personas que habían muerto y que no podrían estar ahí. Brindaría por ellos con gusto, con cariño y con aceptación. De ninguna manera permitiría que esta fecha fuese un día triste.

El novio aceptaba con humildad y mucho amor la persona que era. Aceptaba que era muy emocional y entregado. Aceptaba que no le gustaba bailar y que a veces no era de lo mejor con los amigos de su novia. La aceptaba a ella tal como era. Aceptaba que ella era bailadora y que por ella, él haría un esfuerzo y que finalmente la quería feliz y contenta con él. Aceptaba tal cual era la familia de su novia y vería de ahora en adelante todas las partes agradables y positivas. Aceptaba que tenían temas diferentes, pero que no esperaría nada que no fueran ellos. 

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La novia respiró profundamente y aceptaba el gran regalo que este día significaba en su vida. Aceptaba que ella era diferente y especial a los demás. Afirmaba que ella se quería y que todo estaría bien. Aceptaba desde el fondo a su querido novio tal cual era. Aceptaba que no fuese bailarín, Aceptaba como era con sus amigos y aceptaba que fuesen a veces medio “X”. Sus dones y talentos eran demasiado increíbles como para que ella esperara cosas que no tenía y disfrutaría y gozaría de LO QUE SI TENÍA.

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La Aceptación de las situaciones, de las personas y demás nos aseguran pensamientos y sentimientos positivos. Estos pensamientos son la base para nuestra felicidad. Vivir cada instante acomodando, aceptando y decidiendo ver cada situación como algo positivo. La felicidad entonces, se va logrando en el camino. No es algo que se logre al final. No es una meta. No depende de otros. Es una manera de vivir, de decidir cómo vivir. 

Nuestra felicidad sólo depende de nosotros. 

De nadie más.

Abrazo equipo

Jorge Oca

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