Desde pequeño acompañé a mi papá de cacería. Era “nuestro plan”, ahí conocí a “mi jefe”, a la naturaleza y a muchos lugares maravillosos y a infinidad de gente. Ahora, después de 7 años de la muerte de mi querido compañero, volví invitado por mi yerno, a las andanzas cinegéticas.
¡Qué manera de disfrutar!, pero sobre todo de aprender. Quisiera compartir algunas enseñanzas que me regaló esta última cacería.
ESCASEZ
Esta vez fuimos a cazar palomas y en el área que fuimos eran una plaga; había muchísimas. Me di cuenta de que cuando iba con mi jefe, el modus operandi era de escasez. Siempre corríamos para encontrar el lugar perfecto, caminábamos y no nos deteníamos porque había que ir por más. El fallar era terrible, había que aprovechar al máximo. Ahora pude con calma y serenidad disfrutar lo que había. Me di el lujo de dejar a mi escopeta “esperando” y ver cómo decenas y cientos de palomas volaban por doquier. Entendí que el objetivo no eran los números sino el momento. Es vivir en plenitud y abundancia con lo que hay, no con lo que no hay. Se dice fácil, pero después de 60 años lo estoy empezando a entender. Me comentaron que hay cazadores que tiran cientos y hasta miles de tiros y “no se llenan”. Esas prisas y esa programación de escasez no te permiten disfrutar de todo lo que está sucediendo. El entorno, la gente, las enseñanzas, lo positivo, EL PRESENTE…

EGO
Al ego no le gusta fallar, así que cuando uno fallaba el tiro, luego luego se recrimina uno. Por supuesto que en la tirada y en la vida, lo lógico es que falles un porcentaje a veces importante. En el beisbol, fallar 66% es no solo aceptable sino muy bueno. Pero el ego luego luego se pone sus moños y te molesta, increpa y hace sentir miserable. Esa programación que es el ego, se encarga que no disfrutes y te hace sentir miserable. Fue maravilloso enfrentar al subconsciente, hacer consciente sus pensamientos/sentimientos y ver cómo desaparecían al hacerlos conscientes. Enfrentarlo sirve mucho.
RECONOCER, RECONOCER, RECONOCER
Teníamos alguien siempre junto con nosotros en la cacería que nos avisaba por dónde venían las palomas, nos pasaba los cartuchos y demás. Pablo se llamaba el que me había tocado y se dedicó todo el tiempo a echarme porras y a reconocerme. “¡Qué buen tiro, perfecto, otra más!”… Me di cuenta que varias veces exageraba el punto y que no necesariamente era cierto que le había dado a la paloma, pero las porras eran fundamentales. No solo distraían un poco al ego, sino que poco a poco “te la ibas creyendo”. Entendía que disfrutar el momento es fundamental en la vida que y el ánimo, compañía y reconocimiento son centrales. Estos muchachos que acompañaban a los cazadores lo entendían a la perfección. ¿Finalmente que es lo importante? Hubo un día en que el fuerte sol le afectó a Pablo, mi acompañante y dejó de estar enfocado en mí y en echarme porras y de inmediato lo extrañé y supe que algo estaba mal. Los demás serán mucho mejores si los reconocemos. Siempre.
APROVECHA LOS BUENOS MOMENTOS
La última tirada me trajo una muy buena enseñanza. El clima cambió, el viento arreció y las palomas prácticamente desaparecieron. Lo que el día anterior fue una de las tiradas mas maravillosas de mi vida, el día siguiente fue terrible. O mas bien dicho muy diferente. Aprendí que hay veces que hay y otras que no hay. Hay épocas en donde las finanzas, la salud, la paz y demás están y otras en que no. Es lo que es. Hay que disfrutar y supongo que agradecer a plenitud cuando hay y también cuando no hay. Transformar nuestra mente, aprender y de alguna manera disfrutar lo que sí hay. Ese día de pocas palomas, pude respirar y meditar sobre algunas cosas importantes. En ese modo, el regalo que recibí fue probablemente mayor a haber tirado a diestra y siniestra. Estar abiertos al regalo del momento y no buscar lo que el Universo por lo pronto sabe que no es conveniente…

TU LUGAR ES TU LUGAR
Las primeras tiradas traje loco a Pablo mi ayudante de la cacería. Veía que unas palomas volaban por allá junto al río y hacía que moviéramos todo para allá. Así lo traje para arriba y para abajo, hasta que entendí – para beneplácito de Pablo – que muchas veces tu lugar es donde te toca. Siempre tiende uno a ver el pasto del vecino mas verde. Las finanzas, los negocios, la familia, los amigos y un sinfín de temas en donde pensamos que en otros lugares estaríamos mejor. Cuando nos concentramos, enfocamos, disfrutamos y agradecemos lo que tenemos, sin duda que terminamos “cobrando mas palomas”, teniendo una mucho mejor cacería. Una más plena, más abundante y disfrutadora. Tendemos a meternos con la voluntad de Dios en nuestras vidas y me imagino al Señor tapándose la cara con la mano, como diciendo, “¡No te muevas de donde te puse!”.
CONOCE Y ENFOCATE EN TUS FORTALEZAS
Al principio de la cacería estaba fallando bastante. Que si adelante, que si atrás… estaba bastante difícil. A la cuarta tirada, me di cuenta que las aves que volaban de derecha a izquierda les pegaba mejor. Entendí que como soy derecho, giraba mejor y seguía mejor el tiro. Así que me enfoqué a estos tiros y no hacía por matar las que venían de izquierda a derecha. El resultado fue increíble. Mi porcentaje de acierto subió dramáticamente, las porras fueron mas seguidas y mas sentidas y mi autoestima explotó. Desaproveché menos cartuchos, menos tiempo, menos energía y menos todo. Cuando le pregunté a Pablo que si pegaba de un lado un 80% y del otro al 25%, que a cual se enfocaría, me dijo que sin duda al del 25%; «Para aprender.» Me pareció pésima idea. Mejor aprovecho para lo que soy bueno y me vuelvo mucho mejor, cosechando infinitamente mucho más y desperdiciando mi energía muchísimo menos. Entendía que hay varias cosas en la vida que hago bien y otras que no. Me enfocaré en los procesos, temas mentales y cosas que hago relativamente bien para hacerlas mejor. Las otras, que las hagan los demás…

En fin, una cacería regia, en donde recordé con gran cariño a mi jefe. Estoy listo para las siguientes cacerías de mi vida.
¡Abrazo equipo!
Jorge Oca