La experiencia del domingo fue espectacular y estoy muy agradecido.
Doy gracias a los organizadores de la marcha y de tanta gente que invitó, impulsó, organizó, jaló, amenazó y demás porque nos diéramos la oportunidad por decidir, e ir.
Doy gracias por la oportunidad para mí y para cientos de miles de haber superado la flojera, la desidia, el miedo y haber decidido sí ir.

Doy gracias porque las “autoridades” nos increparon, insultaron y bloquearon. Nos dieron un día menos contaminado y terminaron de “empujarnos” por decidir ir. Doy gracias porque contemplé a muchas mujeres llenas de entusiasmo y empuje increíbles.
Doy gracias por ese sentimiento que tanto extrañaba de hacer algo que realmente me importa, me interesa y me convence. Hacer lo que importa para y por mí y decidir ir.
Doy gracias por haberme encontrado en medio de cientos de miles de hermanos mexicanos que en el fondo son como yo. Gente limpia, gente decente, gente buena, gente entusiasta, gente educada. Todos sacamos nuestro lado bueno y en orden, armonía y concordia nos mostramos nuestro lado bueno. Ese lado mexicano que tiene un gusto de calidez, de hermandad y de trascendencia.
Doy gracias porque en medio de tanta teoría, rollo y apatía, surgió de entre cada uno y de todos ese Espíritu Mexicano que tanto deseamos. Grité y gritamos ¡México, México, México! desde el fondo del corazón. Cantamos el himno y sentimos ese no se qué de sentirte conectado con lo que somos.
Doy gracias porque me sentí terriblemente orgulloso de mí y de mis hermanos mexicanos que marchábamos juntos. Un sentimiento único, una cordialidad solo nuestra. Los sicólogos y letrados podrán decir y concluir lo que sea, el Espíritu está vivo.

Doy gracias a nuestro presidente porque vaya que le tomó trabajo por lograr despertar ese espíritu que tanto ansiábamos volver a sentir.
Espíritu en todo tipo de mexicanos. De la capital, de muchos Estados que marchamos en CDMX y en el país. En gente humilde, en la increíble clase media y en los más acomodados. En los morenos, blancos y de colores. Todos somos México. Nuestro espíritu y esencia es precisamente esa mezcla maravillosa. Nunca la división y polarización.
Por supuesto que tenemos más retos que nunca, pero ahora muchos hemos despertado y sentido ese espíritu. Ya somos millones los que decidimos ir y manifestarnos ante nosotros mismos, ante los demás y ante nuestra Nación sobre lo que somos, lo que queremos y sobre lo que no aceptaremos.
El destino nos puso aquí y ahora. Nos toca decidir, e ir.
¡Vamos Jorge!

¡Vamos hermanos, Mexicanos todos!
Decidamos seguir adelante.
Saludos
Jorge Oca