Arturo estaba contento, era su día de descanso y él siempre disfrutaba junto con su mujer de estos días. Le gustaba mucho pescar y hoy “se había escapado” muy temprano con su tarralla al muelle. Quería sacar un poco de carnada viva, para que su compadre «Pirí,» se la llevara a la pesca grande.

Arturo le había prometido a su mujer que la acompañaría por unos mandados, así que disfrutaba de este gran día. Arturo llevaba el carrito del super y se acordaba que le faltaba algo de leche para su niño, así que iba y pasaba por el pasillo de las galletas y con un esfuerzo sobrehumano, pasaba sin tomar un par de paquetes de sus adoradas galletas marías. Uufff, con su cafecito en la playa, mientras platicaba con algún cliente, eran su perdición. Arturo estaba muy contento consigo mismo porque ya había bajado más que la vez pasada. Ya su ropa le quedaba grande y ayer, Gaby le había dicho que necesitaba nuevos uniformes. “Yo los tengo”, le había dicho Arturo, tengo de varias tallas…

Traía la leche cuando sonó el chat en su teléfono. Arturo siempre veía sus mensajes en los días de descanso, no fuera ser que lo necesitaran. Leía su pantalla y veía cómo unos clientes en la playa estaban queriendo usar otra palapa que la que les correspondía. Sonreía el buen Arturo, él sabía exactamente quienes eran los clientes y cómo se querían aprovechar. Arturo decía que sus hijos, los clientes eran un poco traviesos y que él con paciencia, cariño y plática, los terminaba metiendo al redil.
Cuando dejaba la leche en su carrito, vio cómo su mujer iba por la fruta. En ese preciso momento sintió una fuerte opresión en el pecho. Como si un elefante lo estuviera pisando. Como en los recientes temblores, esperó a que la opresión fuera pasajera, pero como un gran temblor, la opresión continuó y las piernas se le doblaron. Trató de sostenerse del carrito, pero terminó cayendo al piso con todo y el mandado que había dentro. Esas fracciones de segundo en las que caía al suelo, vio como en cámara lenta, toda su vida. Cuando de pequeño jugaba con sus hermanitos y su papá y mamá sonriendo en el fondo, a sus amigos del trabajo, lanchas de pesca, muchos clientes, amaneceres, peces vela, palapas y arena, sus hijos, su mujer, … su cara en el espejo…. una luz intensa y finalmente una gran paz y tranquilidad, un sentimiento de plenitud muy grande, de agradecimiento completo y de silencio …
Descansa en paz querido Arturo, llegó tu momento cuando nadie siquiera lo pudimos imaginar. Te extrañaremos porque eres una alma amorosa que nos acompañaste siempre con un espíritu de servicio y humildad que esperamos imitar.
Seguramente andas pescando en nuevos mares llenos de peces espectaculares, amaneceres mágicos y muchas almas que te acompañan. Por acá andaremos un rato más, nos has recordado que nunca sabremos el día ni la hora. Nos invitas a meditar sobre el verdadero sentido de lo QUE SOMOS y QUIENES SOMOS. Te recordaremos con mucho cariño y respeto. Esperamos no olvidar tu ejemplo de Servicio, de Humildad y de tu trato Cariñoso y Amoroso. Tu vida nos deja muchas cosas de valor. Gracias a Dios por haberte puesto en nuestro camino todos estos años. Ruega mucho por todos tus amigos y compañeros. A DIOS.
Abrazo cariñoso, equipo…

Jorge Oca
mispensamientosreflexiones
Que bonita meditación 💙
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Anónimo
Que pena Jorge, pero un aviso mas de que estamos de paso por esta tierra. Saludos
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Alondra Armenta
Tocó tantas vidas como le fué posible, un ser humano bondadoso, nos vemos pronto mi hermano, mientras tanto vete a pescar con tu papi y con mi Felipito y pide a Dios por todos nosotros amigo.
Descansa en Paz!
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Lourdes Quintana
Gracias Arturo por todo lo que compartiste con nosotros, nos vemos allá en donde te encuentras en paz !
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