La estrategia básica y el joven árabe.

Una de las cosas que mas disfruto de los cruceros es que tienes un casino en casa y que puedes ir todas las noches y jugar sin necesidad de apostar mucho y te puedes ir a tu cuarto cuando quieras. La primera noche del crucero fuimos a jugar y nos dispusimos a pasar una noche muy agradable. A mi izquierda estaba un joven árabe y tenía muchas fichas frente a él.

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Como siempre, empecé con mi módica apuesta y vi cómo el árabe apostaba más de 600 dólares de entrada en tres posiciones. Perdí mi primera apuesta y él también perdió la suya. Perdí las siguientes tres jugadas y él perdió las siguientes tres también. Yo había perdido menos de 100 dólares y él llevaba casi 3000 dólares abajo. La suerte cambió en la mesa y yo me recuperé y hasta iba arriba en casi 200 dólares. Él llevaba perdiendo casi 8,000. Pedía otros 5,000 dólares y seguía perdiendo. Como buen metiche que soy, me di cuenta que mi vecino árabe no tenía idea sobre la estrategia básica del juego.

Entendía con claridad que tenía dinero (ya menos), pero que no tenía idea del juego y estaba perdiendo mucho dinero. Intenté dar un par de comentarios y sugerencias, pero levantando su mano en posición de alto, me decía, «yo sé lo que hago, no te metas». Terminó la noche y yo me llevé 230 dólares a mi cuarto, mientras que él iba abajo en poco más de $ 20,000 dólares. El tema no era la pérdida sino que lo estaba perdiendo sin saber lo que hacía. Diciéndole adiós con mis fichas en la mano me despedí de él la primera noche. 

La segunda noche fue básicamente lo mismo que la primera.  Yo perdí 150 dólares – y me divertí muchísimo – mientras que él perdió otros $ 10,000.  Ya en el calor de su frustración y de los whiskys, le dije que me quedaba claro que el dinero para él no era problema, pero que si me daba 30 minutos le podía enseñar, como a mi me enseñó «el librito», la estrategia básica y que no tenía que perder de tal manera.

Cuando en la penúltima mano de la noche no pidió carta cuando tenía 13 y el dealer  un 10, le dije que sólo se pasaría con 5 cartas ( 9,10,J,Q,K) y que no se pasaría con 8 cartas ( 8,7,6,5,4,3,2,A). Que no era un tema de ser miedoso sino de probabilidades y que yo tomaría siempre la apuesta con más probabilidades. Creo que le caló lo de que lo llamara medroso y tomando un par de fichas que aún no perdía se retiró con su mujer, sus ya $ 30,0000 perdidos y su ego muy lastimado. El del casino me veía como diciéndome “No te metas en esto, estamos encantados con este personaje…”

La tercera noche llegó “mi querido árabe” a sólo ver, su mujer se ve que lo tenía amenazado y de pasada le dije que cuando me regalaba 30 minutos…

Al día siguiente cuando estaba en la alberca tomándome una cerveza, vi cómo venía hacia mi caminando lentamente y su mujer estaba atrás con los brazos cruzados viendo cómo venía “a su clase”. Yo tenía en mi libro como separador, una de esas tarjetas que te venden en Las Vegas de estrategia básica en el Black Jack, así que tranquila y calmadamente le fui explicando lo que es la estrategia básica en este juego. Cuando pedir, cuando no pedir, como apostar, cuándo doblarse y demás.  El buen árabe apuntaba y apuntaba y ya para terminar le regalé la tarjeta. Cómo llevando un tesoro, regresó contento junto a su mujer. Ya lo veía caminar mas derechito…

Así que esa noche cuando llegué a jugar, estaba el árabe esperándome. No se había sentado hasta que llegara yo. Le dije que podía sacar su tarjeta, que empezara apostando mucho menos y comenzó la noche. El único gran “perdedor” esa noche fue el casino. Mi nuevo amigo se divirtió mucho, dejó en la mesa – perdió – menos de 300 dólares y el casino dejó de recibir mucho dinero de él.

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La siguiente noche ganó 1,000 dólares y estaba mas feliz que nunca. De repente quería apostar a lo loco y poco a poco lo convencía yo que siguiese la estrategia, no “lo que su estómago le decía”.

Me queda claro que muchos de nosotros “perdemos miles de dólares” diarios en diferentes áreas de nuestras vidas por que no seguimos la estrategia básica, porque de repente no hacemos caso o porque nuestro ego o nuestro orgullo se entrometen y nos hace perder la partida. Nos pasa en temas de nuestra salud, nos pasa en temas de nuestros trabajos o negocios y por supuesto que nos pasa en temas de nuestras relaciones.

Como mi querido amigo árabe, jugamos sin saber, jugamos sin estrategia básica y jugamos sin hacer caso de los que saben o de los que nos quieren y se interesan por nosotros. Está en nosotros – o supongo que en alguién a quien le interesemos de verdad – que nos haga “reaccionar” y que juguemos a ganar. Que juguemos a no perder. Que sigamos la estrategia básica. Ya tendremos tiempo después de complicarla mas… pero primero, lo primero.

¡Abrazo equipo!

Jorge Oca

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