El ataúd estaba completamente rodeado de flores. Arturo había finalmente descansado hace muy poco y su padre, su esposa e hijas, sus hermanos, familiares y amigos estaban muy conmovidos.

El personal de la agencia funeraria había finalmente llegado para llevárselo al crematorio. Un momento terriblemente emotivo y emotivamente terrible. La misa acababa de finalizar y el padre había estado muy inspirado y nos había recordado momentos brillantes de Arturo. Nos alentaba para recordarlo con cariño, para buscar esa paz y esa resignación que solo Él nos puede dar.
La esposa estaba manteniendo la poca entereza que aún tenía, sus hijas aún no terminaban de comprender lo que sucedía, sus hermanos tenían el ánimo y el espíritu triste. Su papá trataba de detener esa innombrable tristeza que lo invadía poco a poco. No había nada más por hacer.
Junto al ataúd que iniciaba el camino final, su papá miraba lo que sucedía y sin siquiera pensarlo comenzó a aplaudirle a su hijo. Un aplauso triste de despedida, pero también un aplauso motivado en el reconocimiento, en el agradecimiento a él y a Él. Un aplauso de envío y un aplauso de orgullo. Cada uno empezó con su aplauso propio y muy desde dentro. Con la boca y el corazón abiertos, veía como sus seres mas queridos le aplaudían con toda emoción. El aplauso de su mujer con quien había formado una amistad, una familia y un amor únicos. El aplauso de sus hijas que seguramente le decían mil cosas. «Te quiero, te necesito, te abrazo, te admiro, te extrañaré…» El aplauso de sus hermanos y familiares, el de sus amigos que tanto lo habían querido, disfrutado y recientemente sufrido. El aplauso de los que lo conocimos poco, pero que lo quisimos tanto…
Por supuesto que no pude dejar de pensar en el día en que yo fuese transportado en mi ataúd para ser llevado al crematorio. ¿Qué habría tras esos aplausos? ¿Mucho amor y cariño? ¿Mucho reconocimiento y apreciación? ¿Mucho agradecimiento por el ejemplo y ayuda prestada? ¿Mucho perdón por mis faltas…? ¿Me estaría aplaudiendo mucho mi Dios por haber sido su embajador?

Lo bueno de los velorios es que luego puedes ocultar lágrimas que derramas por ti, disfrazadas por ser para alguién mas…
¿Qué tanto aplaudirán los tuyos en tu último a-diós?
¿En qué temas te aplaudirán muy cariñosa y fuertemente?
¿En qué temas estás muy a tiempo de mejorar?
Te deseo de corazón que los tuyos te aplaudan seguido. Por lo que eres, por lo que haces, por lo que inspiras…
Aplauso fuerte…
Jorge Oca
Álvaro Toledo
Muy padres sus reflexiones
Gracias
Me gustaMe gusta
Juan Armida
Aplauso Bro
Me gustaMe gusta