El Apreciómetro

Justino Perfecto era el supervisor del turno 6 de la línea 43 de la zona 4-F de producción de humanos. Justino tomaba su trabajo muy en serio. Desde pequeño había soñado trabajar precisamente aquí. Él sabía que seguramente existía un lugar en donde se ensamblaban los humanos y siempre había sabido que su Misión en la vida sería cooperar, influir y supervisar el correcto y adecuado ensamblaje de estos maravillosos y bendecidos seres.

Llegar a ese puesto le había tomado la mayor parte de su vida. Calificaciones perfectas en su educación básica, media y avanzada. Una carrera múltiple de ingenierías en procesos, en materiales y mecánicas le habían dado la preparación necesaria para este prestigiadísimo trabajo. De hecho no era un trabajo que se conociese que exista. Un buen día te escogían, te hacían una propuesta y se esperaba que aceptases. Justino Perfecto había tenido un sueño de pequeño y por lo visto se le había cumplido.

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El buen «Yusti» tenía la responsabilidad de uno de los puntos mas importantes del ensamblaje. Le tocaba instalar, ajustar y afinar el Apreciómetro. Este aditamento fundamental le permitiría a los humanos apreciar en el día a día todo aquello que tuviesen, que sintiesen o que fuesen. Para que el producto final desarrollara mucho mejor, el apreciómetro debía funcionar óptimamente. Debería apreciar todo aquello que tuviese en su vehículo o cuerpo. Apreciaría todas sus funciones, todo lo que sus sentidos le permitían apreciar y disfrutar. Apreciaría lo que su corazón le permitiera sentir. Tanto por los demás como por sí mismo.

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Recientemente se habían reportado numerosos Apreciómetros que presentaban desde fallas menores hasta fallas mayores. El humano estaba dejando de reconocer y apreciar temas básicos o avanzados. Desde apreciar un amanecer, una buena taza de café o que tuviese casa y sustento. También existían numerosos casos en donde el aprecio, por temas fundamentales se habían desprogramado y averiado. Desde el aprecio por la vida misma, por uno mismo y hasta por el Creador, habían desaparecido por completo. En estos casos, el funcionamiento de los humanos presentaba  numerosos conflictos graves de operación. Muchos humanos presentaban colapsos en su funcionamiento y se perdían lamentablemente.

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Justino estaba muy bien preparado y motivado y no podía creer lo que ésta increíble máquina era capaz de no apreciar y por tanto no funcionar adecuadamente. A Justino le habían entrenado bien y la máxima de su departamento era:

“Si no aprecias lo que tienes o eres, NO sentirás aprecio ni por ti ni por los demás”.

Justino estaba convencido que un fuerte virus en el medio ambiente y del “Hacker” eran los responsables de este malfuncionamiento. Estaba convencido en mas tarde que temprano ayudaría a arreglar este grave problema. La vida y felicidad de muchos de los humanos dependían de que así lo hiciera.

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Las preguntas que siempre hace Justino Perfecto eran:

¿Cómo anda tu apreciómetro?

¿Porque no funciona correctamente?

¿Que tanto influye el apreciómetro en tu vida?

Un abrazo para «Yusti» y los invito a que pongamos de nuestra parte para que nuestros Apreciómetros funcionen mucho mejor. Nos conviene.

Les paso los datos de Justino:

Yusy@FabApreciom.God

Un abrazo,

Jorge Oca

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