La semana pasada fui a jugar golf. Me gusta mucho, pero he dejado de jugar y mi juego ha bajado mucho de calidad. Esto mismo no me hace disfrutarlo tanto y mis habilidades golfísticas han francamente bajado mucho.
Ese sábado me esperaba una sorpresa. Juan, un caddie me vio desde lejos y me dijo “Señor Oca, que gusto trabajar hoy con usted, le atiné al día del año que viene a jugar”. Quise contestarle algo, pero me dispuse a disfrutar una mañana con los amigos, con un campo precioso y con mi golf.
Desde el primer tiro, Juan me empezó a corregir. «Tiene que pasar los brazos para adelante», me dijo. Y pasándolos, la bola voló precioso. “Hágalo más despacio”, y así mas despacio, la bola salió derecha y larga. “No jale los brazos hacia atrás, no le dé la vuelta al bastón, deténgalo unos segundos arriba.» Así, poco a poco, lo iba escuchando, le iba haciendo caso y mi golf mejoraba notablemente. Disfrutaba, gozaba y la vida era bella.

“Es que con el tiempo, ustedes van agarrando mañas y todo el tema es irlas quitando para que puedan jugar bien”.
¡Qué razón tenía! Sin duda que yo era una «gran bolsa llena de mañas» que había ido desarrollando mientras dejaba de jugar e intentaba pegarle como antes. Me quedaba claro que el maestro estaba brillando porque el alumno estaba abierto, consciente y dispuesto a seguir los consejos. También veía como me iba quitando ”mañas” o mal desempeño de muchos golpes, algunos de los cuales tenían, debo confesarlo, muchos años.
¿En qué áreas de nuestras vidas tenemos maña tras maña que no nos permite hacer adecuadamente lo que tenemos que hacer? Harta maña en las relaciones con nuestras familias y con nuestros amigos. Maña y mas maña en nuestros negocios y trabajo que no nos traen nada provechoso ni positivo. Hay muchas mañas que están firmemente asentadas en nuestro inconsciente y ni nos damos cuenta de que existen. Lo que si es cierto son las consecuencias que nos traen. Improductividad, infelicidad, pérdida tras pérdida…
Terminé el juego, por cierto gané la partida, gané la apuesta y pasé una mañana inolvidable y sensacional. He decidido no soltar a Juan como caddie del golf para que me termine de afinar. Ahora sólo tengo que buscar un par de caddies que me ayuden en quitarme las mañas en mis otras áreas de mi vida.

Se aceptan sugerencias y deseo que encuentres a los tuyos y que tengas la apertura para escuchar sus consejos.
Abrazo
Jorge Oca