Mushu y Lola;

Mushu es nuestro perrito Shih Tzu. Tendrá unos 10 años y es muy bonito. Es además un perro amable, más o menos educado y un acompañante sensacional. Es parte de la familia y lo queremos bien. Lola llegó a nuestra casa hace unos 4 años. Una pequeña perrita blanca, terriblemente cariñosa. Como toda buena perrita increíble, tiene unos ”pequeños” defectos… es gruñidora, histericona y apasionada por sus cosas.

Al buen Mushu le cambió su vida desde que la conoció. Ha tenido que luchar por cosas que antes sencilla y deliciosamente eran de él. Su camita, su plato, su lugar en el cariño de la familia, sus atesorados peluches y su turno para recibir sus premios. Lola le gruñe constantemente, a veces hasta le suelta alguna que otra mordida y lo trae “cortito”. Sin duda que ya también lo volvió más nervioso de lo que era. Suena el timbre y los ladridos agudos e histéricos de Lola lo han francamente desquiciado.

La semana pasada operamos a Lola de un quiste que tenía. Así que súbitamente, Mushu se quedó sin alguna explicación, solo. Lola desapareció y sin ella los gruñidos, los ladridos, los constantes retos y peleas se esfumaron. Los peluches estaban tirados por ahí sin que Lola los reclamara como suyos a cada instante. La casa se quedó en silencio y el corazón de Mushu pareció detenerse inexplicablemente. Dejó de comer, dejó de salir de su camita y una tristeza inexplicable se apoderó por completo de él.

Al principio fue curioso y hasta simpático verlo extrañando a “su tormento”. Luego ya nos empezamos a preocupar por él. ¿Qué sería de él si Lola no regresara?

EL remedio fue casi instantáneo. Lola regresó de su intervención como si nada hubiese pasado. Entró corriendo a la casa y casi ni reparó en el buen Mushu. Traía un aditamento para que no se lamiera la herida, pero eso no le impidió para ir por los juguetes de Mushu, gruñirle un par de veces y reclamar sin recato alguno la posesión, administración y control total del reino. Lola estaba de regreso. 

Mushu por su parte estaba extasiado de volverla a ver. De inmediato se puso de pié y caminando por todas partes comprobaba que la normalidad regresaba. Su Lola estaba de vuela. ¡Gracias a Dios!

Te mando un abrazo fuerte y cariñoso y espero que tus diferentes “Lolas” o “Lalos” sigan iluminando y bendiciendo tu vida. No te preocupes, también la volverán a veces “mas interesante”.

Agredece por ellos. Son para tí.

Buena Semana,

Jorge Oca

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