Beezy era una pequeña abeja muy trabajadora de la colmena de la gran ceiba del pequeño riachuelo del cerro pelón. Beezy no era una abeja común. Seguía los hábitos de todas sus compañeras de la colmena. Su día al parecer era una continuación de hábito tras hábito. El hábito de despertarse a la misma hora, el de asearse de la misma manera, el de salir de la colmena en el mismo orden; hábito tras hábito hasta cerrar sus alitas por la noche. Día tras día, Beezy hacía casi lo mismo que los anteriores. Dicen que una abeja común piensa lo mismo el 85 % todos los días.

Ella entendía que los mismos pensamientos generaban los mismos comportamientos y que eso generaba su personalidad o realidad personal y por supuesto que obtenía los mismos resultados.
Para la colmena eso eran buenas noticias, porque así “las obreras” se dedicaban a limpiar, a cosechar miel y a hacer todo lo que una buena obrera tiene que hacer.
Beezy no entendía porqué ella pensaba diferente. O mas bien se daba cuenta de que tenía que pensar diferente para obtener resultados diferentes. Ese era el tema. Beezy no necesariamente estaba contenta con los resultados de su vida. No es que no le gustara trabajar, era una abeja muy trabajadora. Pero le parecía que dedicar su vida a solo limpiar y a cosechar miel, que normalmente ella nunca consumiría, era un verdadero desperdicio de energía. «¿Qué es lo que quieres?»- le había preguntado su amiga Clotilde – , sin entender la insatisfacción de su compañera.
«Pues quiero sentirme más útil. Tengo ideas que creo le puedan ayudar a la colmena. Me he fijado en algunos temas qué podríamos cambiar y trabajaríamos mucho menos y obtendríamos mas. Creo que deberíamos estar organizadas de diferente manera y guardar la miel de forma diferente y …» muchas ideas más que la inteligente abejita le compartía a su amiga.

«Pero si es que siempre lo hemos hecho de esta manera, ¿porqué cambiarlo si así funciona bien?” le comentaba la asombrada «Cloti».
«Me parece que si tuviéramos un mal año, no lo quiera nuestro Dios de las abejas, sufriríamos mucho. He visto como los humanos andan usando pesticidas cada vez mas dañinos y andan últimamente muy raros con esto que ya no salen de sus casas como antes.»
Clotilde quería entender lo que su brillante amiga decía, pero su cabecita no le daba. De hecho no tenía ni tiempo para pensar, su día estaba lleno de tareas y más tareas.
Beezy por su lado no dejaba de pensar en como influiría para que su colmena estuviese mucho mejor preparada y que el trabajo de todas redituara muchos mejores frutos.

¿Eres del equipo de Clotilde o más bien de Beezy?
¿O un poco de cada una de ellas?
¿Logras de repente cambiar tus hábitos para luego seguir como siempre?
¿Tú manejas tus hábitos o ellos te manejan a tí?
¿Estas contento con lo que haces y logras?
Estoy de acuerdo… apenas es lunes y ya las abejas nos andan zumbando la conciencia…
¡Buena semana equipo!
Jorge Oca