Luis y Lola iban a comer a casa de los papás de Lola todos los sábados. Se juntaba la familia, la suegra cocinaba y pasaban un sábado agradable y muy rico. De repente, comenzó a ser un hábito un tanto y cuanto forzado.
Faltaron – una vez por flojera y luego por algunas razones que ya no recuerdan. También dejaron de ir a misa y a rezar juntos por las noches – llegaban muertos al domingo y por las noches – .
Luego dejaron de invitar a amigos a la casa – era más trabajo y les costaba más – .
Así, sin querer queriendo, fueron poco a poco alejándose de la familia, de la iglesia y de sus amigos. Los sábados ya no se asociaban a la familia, los domingos no representaban el día de ir a la iglesia y a su casa ya no necesariamente la asociaban como lugar de reunión de amigos.
Se fueron haciendo cada vez más “libres” y actuaban como si no necesitaran a nadie más. Dejaron de hacer cosas que los llenaban mucho. Usaban su energía para ellos y para sus cosas. Así parecía que estaba mejor. Eran felices, sobre todo porque amaban con locura a su perro, un golden retriever sensacionalmente listo y cariñoso.
Un buen día, las estrellas se desalinearon un poco, aunque algunos dicen que en el fondo los alinearon. Sucedieron tres eventos casi simultáneamente.

Max, su perro fue atropellado cuando perseguía con todo entusiasmo al odioso gato del vecino. Cuando enterraban a Max, Luis tropezó en un escalón y se rompió una costilla, cosa no delicada, pero cuando le hicieron una radiografía, apareció en el fondo una mancha nada buena que resultó ser un tema nada positivo en el pulmón derecho.
Lola estaba pagando los exámenes médicos de Luis, cuando le dijeron que el seguro médico que decía tener, no existía. Un ejecutivo de la compañía financiera de “renombre” había defraudado a cientos y Luis y Lola no tenían con que hacer frente a su nueva realidad. Un largo y caro proceso para salvar la vida del buen Luis.

Al parecer, la vida sacudía bien y bonito a la pareja y los hacía replantearse prioridades. Hace mucho que no se sentían tan solos, tan frágiles y tan expuestos.
Entonces Lola le dijo a Juan …
Juan le contestó …
Decidieron arreglar el problema de fondo que era …
Y entonces…
Abrazos amigos!!
Jorge Oca