Estábamos de regreso en Cozumel y nuestro objetivo era descansar, bucear y recargar algo de pilas para seguir en esta «frenética carrera».
Nos encanta bucear y Cozumel es un Patrimonio de la Humanidad en cuanto a la belleza, variedad y experiencias en el buceo. Vale la pena hacerlo. Mi vecina Gloria me dijo que no dejáramos de buscar a la Mantarraya Águila que en estos meses se puede ver con mas facilidad, así que estábamos ya sobre la lancha, equipados con todo lo necesario para ir en busca de este majestuoso animal.
“Habrá mucha corriente», nos decía Wilberth, nuestro guía, así que manténganse unidos, no luchen contra la corriente y les pido que estén concentrados en todo momento. Si alguien se llega a separar, recuerden que el nombre de la embarcación es Tortuga Carey y que el canal del radio en que estará el capitán sera el 06.
Nada me preparó para experimentar la fuerza de la corriente en esta parte de la isla de Cozumel. Parecía que iba uno montado en algo con movimiento propio. Bajamos unos 80 pies y todo iba pasando frente a nosotros sin que hiciésemos esfuerzo alguno. Peces multicolores de todas formas, corales y formaciones rocosas. Era como estar viendo una película y poco a poco entendimos que había que ir disfrutando del paseo y no luchando contra la gran corriente.
Nos topamos con una tortuga y pudimos disfrutarla muy poco porque la corriente seguía su camino y nos arrastraba hacia donde ella iba. Llevábamos ya unos 54 minutos buceando y teníamos menos de 800 libras de aire. Debíamos subir muy pronto y aún no veíamos a la dichosa mantarraya águila, cuando de repente, frente a nosotros, tres bellísimos ejemplares se aparecieron nadando contra la corriente a unos 50 metros de nosotros.
Nos pegamos lo que mas pudimos al fondo para evitar la corriente y giramos un poco a la izquierda para pasar justo a centímetros por donde ellas pasarían.

El espectáculo fue maravilloso y conmovedor. Ahí estaban con su pecho blanco, su espalda atigrada nadando tranquila y majestuosamente contra el azul profundo, dejándonos admirarlas por unos breves segundos. Todavía dieron una vuelta y nos volvieron a pasar por encima, como diciendo: “Véanos y disfrútenos bien”. Terminamos la buceada y nos dimos cuenta de la gran experiencia que habíamos acabado de tener.

Sin duda que en estos tiempos, nuestra vida parece ser llevada por una fuerte y rápida corriente. Sin duda que puede uno en ocasiones mantenerse «pegado al fondo» en donde la corriente es menor, pero es inútil luchar contra la corriente. Sólo terminarás con tu reserva de aire, de energía y terminará arrastrándote hacia donde ella vaya. Hay que estar muy atento para solamente dirigir nuestra dirección para ir hacia donde queremos ir.
Me parece que hay que estar muy pendiente de las personas con las que estamos fluyendo en esta fuerte corriente que no controlamos. Hay que ir unidos, pendientes de uno mismo y pendientes de ellos. Si nos separamos podemos salir a kilómetros de ellos. En el trayecto hay que hacer lo que sea para estar juntos.
Esta experiencia de ir viendo lo que vimos, buscando lo que encontramos y navegando como lo hicimos, ha pasado – y supongo pasará – en contadas ocasiones en la vida. Me encantó disfrutarlo al máximo. Enfoquémonos en disfrutar lo disfrutable, en agradecer todo lo agradecible y en no querer controlar lo que no podemos controlar. Cada quien vive su experiencia de acuerdo a como la quiere o a veces puede vivir.
Te deseo que esta gran corriente te enseñe cosas que antes no habías visto, sentido o experimentado. Deseo que esta parte de tu viaje, saque lo mejor de ti. Que tu Grandeza se muestre. Que te acerque a los tuyos y de paso en una de esas, que te acerque a Él.
Saludos y buen día.
Jorge Oca
Federico
Gran anécdota Ingeniero y fabulosa enseñanza
Me gustaMe gusta