Susana estaba nerviosa. Muy nerviosa. Le gustaba esto de esquiar en nieve pero no dejaba de darle nervios. Tanto que hasta sentía como el estómago le hormigueaba.
Estaba parada en el inicio de la gran bajada y esperaba a que sus amigas y amigos le pusieran la muestra. Era una bajada empinada y tenía algo de terreno desigual. Era el momento clave para dominar a su mente o para que la mente la dominara. Lo peor era que ella lo sabía y detestaba cuando el miedo la vencía.
Era su primera bajada y fue un desastre. Ella sabía que tenía que poner su peso hacia adelante y que de esta forma tendría más control. Pero los nervios y la mente le ganaron y recargándose un poco para atrás, tomó más velocidad y por nada pierde el control y se caía. Entonces, en lugar de disfrutar, su mente le recordó en unos segundos lo difícil que era pararse y también el que podría lastimarse y romperse algo.
No solo no estaba disfrutando, sino que sufría y no hacía lo que tenía que hacer. El miedo la paralizaba y no pensaba claramente. Podría de hecho lastimarse.
Su amiga Gaby la vio bajar y la alcanzó en un descanso y le dijo, «Mira Susana, si no atacas a la montaña, entonces la montaña te acaba. Todo el tema es bajar y si no te echas para adelante y usas bien los esquíes y tú peso, entonces vas a sufrir, te vas a cansar mucho, te puedes lastimar y por supuesto que no vas a disfrutar. Es en principio un poco digamos agresivo, pero tu actitud cambia todo. Exagera y piensa que tienes una charola. Susana había oído esto decenas de veces, pero algo hizo clic en su mente.»
Atacando la montaña comprobó cómo tomaba el control y que todo cambiaba. No hacía sentido porque su instinto le decía que no echara su peso hacia adelante sino hacia atrás. Pero tuvo la mejor bajada que hubiera recordado. Su mente iba aprendiendo rápido y cada bajada era mejor que la anterior. Después de años de esquiar en nieve, por fin había logrado dar el brinco y esquiaba disfrutando plenamente.
Por la noche, mientras descansaba frente a una fogata increíble, Susana pensaba en que en su vida había tenido y tenía montañas a las que NO había enfrentado y atacado. Había sufrido en algunos casos durante mucho tiempo. En otros había salido lastimada en espíritu, animo, económicamente y hasta físicamente por el estrés.
Aplicaba sin duda esto de entrarle a la vida y a los asuntos de frente.
Entendió también que tenía que usar por así decirlo el equipo que tenía para lograr mejores bajadas. Era absurdo el no usar su mente, a sus conocidos y familiares, y a su determinación y convicción. De otra manera aseguraba caídas y falta de control.
El grupo con el que esquiaba ahora era mucho mejor que ella. Eso la hizo mejorar demasiado en esos pocos días. ¡ Qué importante tener a un equipo que te impulse para ser mejor y no para quedarte encadenado a tus ( o a sus ) miedos!
Decidió atacar varios temas en su vida. Decidió atacar su tema de su sobrepeso. Su tema de no prepararse mejor para su trabajo. El dichoso inglés la traía loca. Decidió cambiar algunos hábitos suyos que no la ayudaban en sus relaciones, Hablando de relaciones, decidió entrarle al tema espiritual de frente. Ella sentía que era momento de iniciar una diferente relación con Él.
Sonriendo, le agradecía a su Miss Gaby por lo que le había enseñado. que gran día en donde había aprendido algo realmente valioso.
Atacaría y enfrentaría los «montañas» que apareciesen.
Buen dia,
Jorge Ocaranza Freyria