El joven iba casi terminando su carrera matutina. Le encantaba la sensación de logro y de libertad por haber continuado con su hábito de su ejercicio diario.
Por alguna razón su mente captó las diferentes hierbas que crecían a la orilla del camino y no pudo más que maravillarse de lo que acababa de descubrir. Recordó de inmediato la plantita que vió. De chico, su mamá se la había enseñado. Era una plantita con hojitas paralelas, que al tocarla se cerraba toda. Recordaba como, hasta con un soplido todas las hojas se cerraban.

Por supuesto que la tocó para ver como se cerraba y luego al intentar cortarla, se espinó con las espinas que la planta tenía en sus tallos.
Siguió con su carrera y vio otra planta que estaba llena de florecitas amarillas. «!Que maravilla¡», pensó el joven, mientras una planta se cierra al mas mínimo contacto y está llena de espinas, otra produce una flor muy bonita.

Ya casi para terminar, vio una hierba que lo paró en seco. No podía creer lo que veían sus ojos. ¡Una planta que producía hojas en forma de corazones! Era una franca belleza. Corazones pequeños, corazones grandes. Lo que producía esa planta eran corazones…

El joven se puso a meditar y no pudo mas que pensar en como durante su vida, había pasado por estas diferentes etapas. Había estado cerrado a cualquier contacto y se había llenado de espinas. Se había asegurado que esas espinas lo defendieran de cualquiera que quisiera aproximarse a él. Otras veces había producido unas flores bonitas en su vida. Esas flores atraían a otros y les brindaban momentos agradables estos seres cercanos.
En otras ocasiones sin embargo, lo que había producido “su planta” eran corazones y mas corazones. Eran esos momentos en donde mas que cerrarse, protegerse y lastimar a otros, estaba abierto a producir ese amor que acompañaba, calentaba, curaba y hacía muy felices a los demás.
¿En que etapa anda «tu plantita»?
¿Anda produciendo espinas y se cierra al mínimo contacto?
¿Anda produciendo flores y está bella y contenta?
¿Anda francamente siendo amorosa, llena de júbilo y produciendo corazones al por mayor?
Tú tienes el poder de crear la planta que quieras ser. Puedes producir espinas, flores o corazones. No dependes del exterior ni de otros para ser el tipo de planta QUE ERES. Recuerda quién eres, de donde vienes y tu propósito como planta divina.
¿Ese propósito divino será el de cerrarte y producir espinas o más bien el de producir corazones e iluminar este viaje?
Tu decide y no te distraigas.
Bonita semana
Inge Oca
Anónimo
Muchas gracias por compartir en un mundo lleno de obligaciones y responsabilidades nos olvidamos de auto evaluarnos y es súper mejor ser la planta que brinda amor y está listo para brindar apoyo, confianza a todos aquellos que estén cerca y lejos de uno.
Nota: hay días que vivimos por ser parte de algo y nos olvidamos que tenemos que vivir para las cosas puedan ser parte de nosotros…
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