Una de las mejores historias que he escuchado, me la platicó mi querido amigo Gerardo Kuhlman el día de ayer desde Madrid. Vía Zoom, Gerardo nos platicaba como Jordy estaba en un cementerio buscando la tumba de un familiar en un pequeño pueblo.
Jordy leía la lápida de un tal Roberto que decía: “Aquí yace un hombre bueno que siempre se interesó por hacer el bien. Fue recto en su proceder y su alegría fue el distintivo mas relevante de su vida. Vivió 9 años, 3 meses y 2 días.”. Luego leyó el epitafio de otra tumba. «Aquí yace Ana, mujer tierna, cariñosa, entregada y fiel a sus creencias. Buena hija, buena madre y buena amiga. Vivió 11 años, 7 meses y 14 días. Finalmente se encontraría y leería otro epitafio mas, en donde curiosamente la edad del que ahora descansaba por siempre, marcaba una edad tambien no muy larga y mas bien corta.
Intrigado, Jordy fue a buscar a alguien que le aclarara el tema y se encontró con un jardinero. Preguntándole sobre las edades tan cortas que estaban marcadas en las tumbas, el jardinero le contestó:
«Ahhh, es que en este pueblo tenemos la costumbre de contar la vida transcurrida de diferente manera. Todos tenemos un cuaderno en casa y al terminar cada día, si vivimos ese día de una manera que haya valido la pena, entonces lo anotamos en nuestra «Bitácora de Vida» como un DÍA QUE SÍ CONTÓ. Lo que usted ve en las tumbas es el tiempo transcurrido de las vidas de esas personas que SÍ CONTÓ.
Me quedó claro que tengo algunos días que sí cuentan. Son días en donde abro mi corazón y escucho al otro. Son días en donde contribuyo, soy empático y coopero. Logro hacer una diferencia al mostrar misericordia y ayudo. Coopero con una sonrisa, con un saludo, con una porra o con un buen comentario. A veces hasta con ayuda económica o alguna recomendación.
Hay otros días que «corro, vuelo y me acelero», pero al terminar el día como que nada relevante sucedió, ni hice nada por que sucediera. Hay otros días mas que pareciera que vivo como en coma. Aislado, distante, desconectado. Días que no puedo decir que CONTARON.
Me queda claro que mi conciencia y enfoque en cada día deben ser mucho mayores. Quiero cada noche, antes de descansar el anotar en mi Bitácora de Vida el que «el día de hoy haya contado». El que haya valido la pena y que yo hubiera decidido y logrado que así fuera.
¿Me pregunto que edad tendría hoy si contara todos los días que «han contado» y valido la pena?
Estaré pendiente para que mi promedio de días que cuentan suba a la brevedad. Son muchos talentos que me han sido dados y es mucho lo que puedo aportar, disfrutar y lograr.
¡Sal a la Vida y Disfruta!
Saludos
Jorge Ocaranza Freyria