De cicatrices y seres excepcionales.

Hace una semana fui a la reunión de la escuela que asistí hace cosa de 40 años. Estas reuniones siempre nos hacen meditar sobre nuestras vidas.

Llegué puntual y listo para abrazar a muchos amigos. Llevaba cargando «mi backpack» con una buena selección de cicatrices de mi viaje por esta maravillosa vida.

Cicatrices de la mente, del corazón, de salud y del trabajo. 

Sentía que venía yo ligero. Mi cáncer de próstata recién se había resuelto después de un buen tiempo de rondarme y querer terminar con mi vida. Hartos temas en el trabajo; problemas legales al por mayor, temas de terremotos, ciclones, epidemias, temas de seguridad y por supuesto del arte de ser líder de mucha gente con objetivos y esencias diferentes.

Estaba consciente, pero tranquilo de tantas cicatrices de las batallas con mi mente, con mi corazón y por supuesto con mi espíritu.

Mi ego siempre ha sido un gran tema y el viaje me ha enseñado – muchas veces a madrazos – que lo que conviene no es necesariamente lo que quiero. La reunión me regalaría muchos aprendizajes…

Después de platicar con muchos amigos y amigas queridas, no pude más que sentir intensamente y ser empático con sus cicatrices y con los sentimientos y personalidades que éstas habían creado en ellos y ellas.

Cicatrices de salud.  Sobrevivientes de cáncer y otros que aún siguen en la batalla. Operaciones de garganta, ojos y demás que han dejado huellas claras y nuevas formas de vivir. 

Hartas cicatrices emocionales. Amores perdidos, amores lastimados y amores que no dejan de doler. Amores que no aparecieron. Amores prohibidos que no pudieron ser. 

Amores que abusaron, maltrataron o simplemente ignoraron. Cicatrices que continúan sanando. Faltas de comunicación monumentales.

Amores queridos que se han adelantado. Padres, amigos, parejas, hijos y hasta nietos.

Cicatrices del trabajo o del negocio. Pérdida del trabajo, término de una etapa laboral al llegar a cierta edad, cambio drástico en  la demanda de algún producto o servicio, error de algún socio, fraude o robo, o el simple terrorismo de las autoridades…

Pérdida gradual acelerada de habilidades por la edad…

Cicatrices de la mente y sociales.  Heridas profundas de autoestima, de no ser reconocido, de haber sido abandonado, de haber sido traicionado. De haber sufrido una gran injusticia. De simplemente no haberlo logrado. De no haber encajado, de haber sido relegado, de no haber sido tomado en cuenta. De sentirse menos, no apoyado, diferente y solo. De haber sido injustamente lastimado o afectado.

Cicatrices espirituales. Heridas profundas por hechos o situaciones terribles que ocurrieron. Cicatrices profundas en Creencias y Confianza en Él, en la Fuente de Amor, en la Inteligencia Superior, en el Orígen y Final de Energía o como quieras llamarle.

Estas cicatrices, más que definirnos o recordarnos por lo que hemos pasado, nos recuerdan que somos excepcionales; SOMOS SOBREVIVIENTES.

Nos hacen estar conscientes de que seguimos adelante.

Nuestro ser permanece. Contemplando el viaje, levanta el pecho, sonríe y finalmente se dice:

“ Me caes bien, has perdurado, has puesto de tu parte. Has puesto buena cara. Has resistido y lo has hecho bien. Te respeto, te admiro y te quiero ”.

Queridos amigos y amigas, mi respeto, mi admiración y mi cariño.

Que el viaje que nos resta esté lleno de paz, de gozo y de gran abundancia. No dejes de tener compasión, cariño y amabilidad contigo mismo.

Es un placer que puedas vivir lo que te resta contigo mismo.

Se les quiere,

Inge Oca

7 comentarios sobre “De cicatrices y seres excepcionales.

  1. Avatar de Desconocido

    Anónimo

    Definitivamente es un gozo llegar a tu madures total con todas esas cicatrices que te dejo esta llamada vida algunas buenas otras no tan buenas y unas malas pero teníamos que pasar por cada una de ellas, tu destino no lo crea alguien más lo forjamos cada uno con las decisiones que tomamos y todo es aprendizaje… Muchas gracias por compartir tan buena y única reflexión 🙏

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