Los humanos que escogemos y a quienes damos nuestro tiempo.

Dicen que los gatos escogen a su humano. No es el humano quien los elige como mascotas.

Algo parecido nos pasa a nosotros.
De entre todas las personas, los humanos escogemos a unos pocos —menos de doce—.
Decidimos a quién queremos como compañeros de camino.

A quienes daremos nuestro cariño. A quienes nos entregaremos.

Decidimos quiénes nos acompañarán, quiénes nos abrazarán, quienes nos aguantarán y, de alguna manera, inconscientemente, quiénes nos sanarán.

Lo más importante es decidir a quiénes les dedicaré mi tiempo.

No ese “tiempo de calidad” que a veces broncea, pero no calienta desde dentro… sino tiempo en cantidad.

Tiempo para estar,
tiempo para escuchar, tiempo para abrazar,
tiempo para jugar,
tiempo incluso que «se puede perder» con esos humanos que hemos escogido conscientemente.

Humanos que suelen tener algunas características:

Son aquellos que se han robado nuestro corazón:
al nacer,
al decirnos que sí,
al reconocernos cuando nosotros mismos no veíamos nuestro valor,
al escucharnos y aguantarnos con paciencia.

Son también aquellos que, por ser diferentes a nosotros, nos van “editando”, echándonos porras y empujándonos a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Humanos que pareciera que nos han sido mandados del cielo.

Humanos que con el ejemplo de su vida nos han mostrado lo que significa ser empáticos, amorosos, resilientes, coherentes, leales, fieles…
y a veces hasta santos…

Humanos que creen en nosotros,
a veces más que nosotros mismos.

Humanos que ven con claridad nuestras fortalezas,
que sienten nuestras heridas
y no dejan de pedir por nosotros
ni de estar presentes.

Son estos pocos humanos
los que la vida te ha regalado
y que tú has escogido para caminar con ellos
en esta vida tan intensa.

En esta época tan especial, tómate tu tiempo para hacerte consciente de quiénes son y de lo que representan en tu vida.

No dejes de agradecer por ellos.

Aprovecha para decirles, escribirles o cantarles todo lo que son para ti.

Pide mucho por ellos. Mándales bendiciones abundantes y mucho amor.

Sin duda, mucho de lo que hoy eres y en lo que te has convertido es gracias a ellos.

Son parte de ti.
Atiéndelos.
Cuídalos como el verdadero tesoro que son.

Y por cierto…

Piensa que muy probablemente
tú también eres “el humano”
de alguien más
a quien la vida te ha encargado.

Que el orgullo de ser el mejor humano posible
y la claridad de tu propósito
te ayuden a vivir pleno, enfocado,
lleno de sentido, gratitud y abundancia.

Te abrazo con mucho cariño,

Inge Oca

Deja un comentario