La Promesa Cumplida

Cumplir una promesa es más que un acto moral: es un reflejo de quién eres.

Amazon no se hizo grande por sus precios, sino por cumplir su promesa: Entregar rápido, bien y con confianza (puedes devolver si no quedas satisfecho).
Su éxito nace de algo simple pero poderoso: Hacer lo que promete.

Lo mismo ocurre en la vida.
Cada uno de nosotros tiene “clientes”: personas que confían en nuestra palabra, en nuestro amor, en nuestra fe.
Cumplirles —y cumplirnos— es lo que nos da credibilidad, paz y propósito.

La semana pasada fui a una boda y la promesa matrimonial me resonó muy poderosa y fundamental para muchos temas de la vida.


1. La promesa personal

La fidelidad empieza en el espejo.
Prometerte ser fiel es no traicionar tus valores ni tus sueños.
Quien se cumple a sí mismo, puede cumplirle a los demás.

“Prometo serme fiel, amarme y respetarme todos los días de mi vida.”


2. La promesa a los tuyos

La promesa del matrimonio resume toda la vida:

“Prometo serte fiel, amarte y respetarte todos los días de mi vida.”

Esa promesa vale para la familia, los amigos y la comunidad:
Ser fiel es estar;
Amar es desear el bien;
Respetar es aceptar al otro como es.
Cumplirla cada día es construir vínculos verdaderos.


3. La promesa en el trabajo

Cada tarea es una promesa.
Cumplir lo que dices, hacerlo con ética y corazón, convierte tu nombre en sinónimo de confianza.
La coherencia también es una forma de amor.


4. La promesa con Dios

Toda promesa humana se sostiene sobre lo espiritual.
Ser fiel, amar y respetar a Dios es vivir con fe, gratitud y servicio.
No es prometer no caer, sino levantarte siempre.


La promesa matrimonial es una ruta de vida:
ser fiel, amar y respetar cada día.
Quien cumple esas tres promesas honra a Dios, a los suyos y a sí mismo.


Me propongo escribir y completar esta frase:

“Prometo ser fiel, amar y respetar…”

  • …a mí mismo, con verdad.
  • …a mi familia, con presencia.
  • …a mis amigos, con lealtad.
  • …a mi trabajo, con compromiso.
  • …a mi Dios, con amor.

Lo leeré cada mañana.
Cumplir mis promesas no me hace perfecto, me hace confiable.
Y en un mundo lleno de palabras vacías, eso lo cambia todo.

Abrazo cariñoso

Jorge Oca

Deja un comentario