El amor es el que nos salva en la vida.

Rosalía  la estaba pasando de verdad mal. Hasta parecía una broma su vida. Una broma de muy mal gusto por cierto.

Todo parecía ir bien cuando había formado una bonita familia. Un esposo trabajador, talentoso y con un buen corazón. Hijos que le habían iluminado su vida de una manera inenarrable. Hasta que sobrevino la tragedia. El accidente, la pérdida de su hijo amado, lo terrible dentro de lo terrible. Su corazón había estallado en mil pedazos. El aire le faltaba, la fe desaparecía como por arte de magia. La mente la desplomó en un abismo obscuro, negro y terrible.

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Dicen  que el tiempo lo cura todo. A Rosalía parecía que le faltaban muchos más años para curar eso que le habían arrancado. El tiempo pasaba, las navidades también, las canas aparecían y parecía que los demás seguían con sus vidas. Matrimonios, nietos, viajes, alegrías y demás – de los demás – . Hasta que el cáncer la volvió a despertar de su pesadilla anterior. Por supuesto que llegó con todo. Operación, quimioterapias y aun más por venir.

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Dicen también que lo que no te mata te hace más fuerte. Rosalía se reía en medio del llanto que fluía libremente por sus ojos cuando veía su cabeza rapada. Su pelo que había sido de un color güero precioso, quedaba en el lavabo como recuerdo de lo que una vez fue. “¡Vaya que saldré más que fuerte de esta hiper – revolcada!” .

Rosalía se dio cuenta de cómo su vida había sido definida por sus experiencias. Y nadie podía discutir que habían sido terribles. 

Estando en uno de esos hoyos negros, unos amigos pasaron por ellos y los llevaron a Acapulco de fin de semana. Habían sido “secuestrados” y llevados a ser apapachados y consentidos.

Luego recordó cómo unos familiares habían estado ahí con ella para resolver temas del hospital y de los pagos. Se acordó también de cómo amigos y amigas queridas se habían acercado, sin saber mucho cómo, y le habían manifestado su cariño y amor.

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Moviendo su cabeza afirmativamente, se dio cuenta que el amor y compañía de su marido, también la habían mantenido en plan de no desplomarse por completo.

Nuestras vidas se forman no sólo por nuestras experiencias, sino por nuestras relaciones. A quiénes amamos y quienes nos aman… Lo sólidas y profundas que sean esas uniones, harán que todo parezca un poco menos pesado y en otros casos menos horrible.

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Rosalía respiró profunda y calladamente y una sonrisa se dibujó en su semblante. Su amor y el amor de los demás harían más llevaderos estos momentos.

Volteó hacia arriba y abriendo un poco su corazón, le permitió sin querer queriendo, que siguiera haciendo Su Voluntad y que por lo que mas quisiera, la hiciera sentir querida, consentida y especial.

Un cariñoso abrazo equipo.

Jorge Oca

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