El joven nació de una mamá con retraso mental y de un albañil. Era muy talentoso para los números y para el análisis de problemas. La vida lo fue llevando con gente que lo motivó, lo impulsó y le dieron cariño y seguridad. Estudió ingeniería, trabajó en una de las empresas más importantes del país y en unos años fue buscado y contratado por una empresa de tecnología global que tiene una manzana como logotipo. Vive en los Estados Unidos y pareciera que hay «tramo» para lo que el destino le tiene preparado.

La joven nació en una familia acomodada. Vivía en la ciudad, haciendo lo que las chicas normalmente hacen. Estudiaba, salía y se divertía. Tenía un corazón gigante y una vocación por servir increíble. Un día, por alguna extraña coincidencia, fue de viaje a un país muy pobre y trabajó en una orden de misioneras. Su destino la llevó a decidir dar su vida por los demás e incorporarse a esa orden religiosa.

El joven nació en una ranchería en la playa. Su padre lo llevó a la primaria todos los días a las 5 de la mañana. Resultó que era muy bueno para estudiar y decidió ser médico. Tuvo oportunidad de estudiar en la Capìtal y ser el número uno de la generación. Hizo su servicio en los mejores hospitales y ahora da pláticas en diversos países del mundo.

El niño fue muy sensible desde chico. Era todo un artista. La música lo transportaba a otros lugares. Veía claramente la belleza y buscaba plasmar pintando o escribiendo algún mensaje o tema a los demás. Se convirtió en un artista prolífico que inspiraba con su arte a los demás.
Nuestro destino vive en nosotros, la vida nos va llevando a través de “sucesos o eventos inesperados» hacía él. Nada es casualidad. Mucho de lo que nos ha sucedido, de cómo nos hemos preparado y estudiado, de los lugares en donde hemos trabajado tiene todo que ver hacia lo que hemos sido traídos a este mundo. Nos ha juntado el destino con la gente que mas ha convenido para cumplir con nuestro propósito.
Sin duda que la vida y Dios han tenido que “recalcular” en nuestras vidas para que sigamos hacia lo que es nuestro destino. Es parte de la vida; retomar el camino.
Si es cierto que el destino vive en nosotros, entonces sonríe y respira. Disfruta de cómo el Universo va acomodando las piezas para que logres cumplir con tu propósito. Observa – y trabaja – como tus talentos aparecen, iluminan e inspiran tu vida y la de los demás.

Finalmente se trata de que vivas y vibres en el amor y que ese amor ilumine tu vida y la de los próximos a ti.
Abrazo y Saludos,
Jorge Oca