Olga se presentó en la cama del paciente que sería operado en unos minutos. «Hola, mi nombre es Olga y estaré a cargo de usted. No la dejará sola, la acompañaré durante todo el proceso y la apapacharé en todo momento.»

La camarista se presentó con los huéspedes y les dijo : “Estaré acompañándolos toda esta semana como su camarista, los atenderé, cuidaré y consentiré durante su estancia.

El mesero se presentaba y comentaba: “Mi nombre es Mario y durante esta noche los acompañaré durante su experiencia culinaria. Permítanme atenderlos, apapacharlos y hacerles pasar una experiencia única.

El vendedor de autos decía: “Mi intención es acompañarlos durante la presentación de ventas para ofrecerles aquello que ustedes quieren y necesitan. Permítanme escucharlos, atenderlos y ofrecerles el mejor trato posible.»

El jefe terminaba su meditación matutina y definía su intención para con sus colaboradores: «Mi intención es acompañarlos durante esta etapa de sus trabajos y ayudarlos a ser mejores personas, y colaboradores; atendiéndolos, animándolos y llenarlos de detalles.»

Ésta Intención de Atender y Acompañar es muy poderosa. Es claro que cuando tenemos el propósito de Atender y nos enfocamos básicamente en eso, es que nuestro ser se concentra en “el cliente”, en el otro y durante unos instantes, minutos o más, nos olvidamos de nosotros y empleamos toda nuestra energía en el otro.

“Nuestro Cliente” puede estar pasando por un momento difícil al estar por ser operado, o estar pasando un momento complicado en su vida o en su día. O simplemente no entiende, o no puede, o no sabe lo que quiere. Nuestro enfoque y decisión por acompañarlo es inmediatamente recibido con muchas emociones positivas.

Nuestro cliente siempre apreciará nuestro acompañamiento y atención. Esa que sólo nosotros somos capaces de dar de manera única y maravillosa.

Si además durante el acompañamiento – de minutos, horas o días – “El Cliente” es tratado con atención, detalles, consentimientos, apapachos o como quieras definirlos; entonces la experiencia será verdaderamente única y sensacional. 

Ten cuidado con la consecuencia de tu buen o muy buen acompañamiento y atención. Puedes tener alguien que nunca te olvidará o que querrá que lo sigas atendiendo o acompañando siempre.

Nunca olvidaré a “las Olgas” de mi vida. Aquellas o aquellos que en momentos difíciles o no, me regalaron su acompañamiento, atención y apapacho.

Ahora, el espíritu de Olga, de AA (Acompañar y Atender) se está instalando en mi DNA y estoy empezando a ver cómo pequeños milagros suceden a mi alrededor. El que me tiene verdaderamente con la boca abierta es cuando decidí aplicar el AA a mí mismo! 

Me explico: De repente pensé que si esto era tan poderoso con los demás, me cayó el veinte de qué pasaba si me acompañaba a mí mismo, me atendía y me consentía. Empecé entonces a preguntarme en cada momento, “¿Qué quisieras hacer hoy para ti? ¿Que se te antoja comer? ¿Cómo podemos apapachar a tu cuerpo? ¿A quién quieres hablarle? ¿Con quién quieres estar? ¿Quieres salir a caminar? ¿Leer algo? ¿Meditar un poco? ¿Qué se te antoja?

Ahora, antes de dormir y dedicarle unos minutos a mi tema de agradecimiento, cuento las ocasiones en el día en que me acompañé y atendí o apapaché. El sentimiento de tenerme a mi acompañándome y atendiéndome es inenarrable. Nadie me conoce como yo mismo, nadie es capaz de atenderme como yo lo puedo llegar a hacer.

El “trabajo” en atenderme es muy satisfactorio porque el recipiente soy yo. Nada más profundo. Estando bien uno, entonces podrá uno acompañar y atender de mejor manera a los demás. 

Por cierto, que esto de acompañar y atender también aplica a nuestro Dios. ¡Vaya que es increíble vivir en la intención de Acompañarlo y Atenderlo!

Con mucho cariño te comparto y regalo estas dos palabras que en una de esas incorporas a tu Intención: Acompaña y Atiende.

AA

Buena Semana

Jorge Oca