A tres días de la boda, gracias al bichito precioso.

Ahora estamos en los tiempos de NO hacer reuniones, eventos y por supuesto bodas. Pareciera que es tiempo de no abrazar, de no besar ni de tomarle la mano a los demás. Es tiempo de aislarse, de retirarse y de evitarse.

Pareciera que es tiempo de decirle al cariño, a la amistad y al amor que por lo pronto tienen que esperar. Pareciera que es tiempo de vibrar en frecuencias de miedo y de angustia. Pareciera entonces que esas frecuencias atraen mas de lo mismo. La ley de la atracción, la ley de que la energía genera mas energía de la misma frecuencia.

Del par de eventos que hemos organizado para festejar a los novios, he sentido con toda claridad la gran necesidad que tenemos todos de sentirnos como familia, como amigos y como corazones que requieren de lo suyo.

He visto a la gente sonreír, comenzar a brillar y a cambiar de energía.

Este sábado próximo tenemos nuestro evento que será algo muy diferente a lo que teníamos planeado. Mucho mas pequeño en tamaño, pero increíblemente mas grande en la intención por celebrar y festejar al amor. Por celebrar la amistad, por cambiar día a día la frecuencia energética que pareciera que está mandando en estos momentos.

Me invito a hacer un esfuerzo consciente por tomar acciones para manifestar mi intención. Mi intención es romper con este círculo vicioso del miedo, de la preocupación, de la desesperanza. Mi intención es vivir cada día con generosidad, con compasión y con amor. Vivir cada día viéndolo con lentes verdes. Tal y como Gerardo Kuhlman me lo hizo ver hace unas semanas.

He hablado con algunas gentes que andan sufriendo al tener noches de poco dormir, de pesadillas y de muchas preocupaciones. La lista de este tipo de cosas puede ser larga y penosa. Sobre todo si nos enfocamos y concentramos en ellas y si dejamos que esa vocecita y esa energía nos dominen.

Prefiero pensar que solo pueden existir en mi mente si yo lo permito.

El canijo bicho nos ha enseñado muchas cosas. Nos ha hecho manifiestos nuestros miedos, nos los ha embarrado bien y bonito. Pero también nos ha enseñado que podemos vivir cada día de manera positiva, alegre, llena de cariño, de esperanza y de amor.

Para los creyentes, nos ha hecho recordar que nuestro Dios está con nosotros TODOS los días de nuestras vidas y que NADA sucede si ÉL no lo permite. Eso a mí me da una paz, una seguridad y una esperanza increíbles.

Este sábado próximo celebraremos con algunos de nuestra familia este gran acontecimiento. El amor sigue mas vivo que nunca. La esperanza de que cada día sea mejor. La compasión para nuestros prójimos que la andan pasando no tan bien.

Si esto cambia nuestra percepción de la vida, si cambia nuestro enfoque y sobre todo nuestra generosidad para con nosotros y para los demás, si cambia nuestra compasión y nuestra capacidad por manifestar nuestra increíble capacidad de amar; entonces el bichito precioso nos habrá salvado de haber seguido viviendo una vida sin plenitud.

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¡Gracias Covid!

¡Gracias por las bendiciones ocultas!

Se les quiere,

Jorge Ocaranza Freyria

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