Mi sueño, que no es un sueño, pero que parece un verdadero sueño.

Hace un par de días tuve un sueño muy especial. Me quedé a dormir en casa de mi mamá y soñé que despertaba cuando tenía 17 años. Lo increíble es que me veía en el espejo del baño y ahí estaba mi cara de chaval inquieto, alegre y entusiasta. Sonreí porque contemplaba mi cabeza llena de pelo y una complexión delgada. Me levantaba la camisa de mi pijama y me gustaba mucho lo que no veía.

Lo fascinante es que estaba ahí de joven, pero con TODO el conocimiento de lo que soy ahora y de lo que he aprendido hasta estos casi 57 años. En eso escucho que mi mamá me grita que ya voy tarde a recoger unos papeles que me había encargado. «¿Qué dia es hoy?» – le preguntaba yo. A lo cual me contestaba, «No te hagas el chistoso, es día de que vayas a estudiar y a recoger lo que te pedí.»

Vi un periódico con la fecha del jueves 6 de septiembre del 1979 y casi se me para el corazón. Me vestí de volada y encontré mi cartera con 10 pesos. Ni tarjeta de crédito, ni chequera, ni ahorros ni nada. ¿Cómo iba a sobrevivir sin dinero? Me puse pálido cuando capté que no existía aún el celular. No conexión, no fotos, no mapas, no moootherrrssss!!

Y aunque supe que iba a aprovechar en el futuro todo lo que sabía y que seguramente me convertiría en alguien inmensamente rico, moví la cabeza de lado a lado pensando en todo lo que me iba a faltar que ya tenía en «mi vida anterior».

Mi hermana Toña entró sin tocar al baño y a quemarropa me dijo : «Ya deja de estar llorando por tu noviecita Laura que te cortó; hay muchas más allá afuera. Búscate a tu media naranja y sé feliz». Yo sonreía porque estaba viendo a mi hermanita de 16 años y también porque contemplaba TODAS las posibilidades que tendría con tantas amigas de mis hermanas y por supuesto con lo que ya había aprendido después de tantísimos años.

Como todo sueño espectacular, me desperté y traté de volver a seguir en él para «aprovechar» todo lo que ya sabía. No lo logré y me quedé un buen rato meditando tantas posibilidades.

Hoy me despierto en mi sueño que no es un sueño pero que parece un verdadero sueño. Hoy celebro mi aniversario 32 de matrimonio. El destino me unió con una mujer sensacional. Una guerrera inquieta que ha puesto orden, amor y mucha intensidad – y prisas – en mi vida. Una mujer que ha dado a luz y educado increíblemente a dos mujeres espectaculares en muchos sentidos. Una compañera que me ha motivado, que me ha aguantado y que me ha acompañado en todo tipo de locuras, temas y contra-temas. Un alma que se ha encontrado de frente con El Señor y que callada, diligente y muy constantemente nos ha puesto la muestra en cómo proclamar su palabra y vivir enseñándonos lo que es tener a Jesús dentro y ser su testigo en este mundo.

Me queda claro que muchas veces uno no tiene idea de lo bendecido que es. De cuánto la vida se ha encargado de darnos. De todos los dones con los que nos ha revestido.  De qué tenemos lo que tenemos. Y no tenemos lo que no tenemos.

 

af7537bb-aae2-4e62-a342-1fbc3e84b562.jpg

He pensado en volver a soñar ese sueño en donde «vuelvo» a ser joven y que con lo que sé, vivo y me desarrollo de mejor manera. Pero me doy cuenta que el sueño que he vivido en mi vida, que no es un sueño, pero que parece un verdadero sueño; ha sido sin duda el mejor posible. Sobretodo por la pareja que la vida me ha prestado hasta ahora.

Gracias Dios mío.

Gracias Bort.

Jorge Ocaranza Freyria

2 comentarios sobre “Mi sueño, que no es un sueño, pero que parece un verdadero sueño.

Deja un comentario