La carrera con María.

Había finalmente recibido la temida llamada. “Señor, quiero hablar con usted”.  Aunque ya esperaba que sucediera, nada te prepara para cuando tu yerno “te despierta”,  te pide la mano de tu hija y en un instante todo cambia.

Habiendo tenido la comida de pedida, estábamos en lo que sería una de nuestras últimas vacaciones juntos.

María no sabía nada y le darían el anillo en un par de días. Mis sentimientos y emociones estaban al tope. Salimos a correr juntos, papá e hija a las nueve de la mañana. El sol ya quemaba en las playas de Holbox. Me recordó que Maria también tardó años en nacer. Tantos tratamientos y operaciones hasta que finalmente se nos hiciera el milagro.

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Empezamos a trotar y a platicar y a los pocos metros empezó a ganar distancia y a separarse de mí. De pequeña la esperé a que diera sus primeros pasos y a qué poco a poco fuésemos caminando juntos. Ahora ya tenía su ritmo y era más rápido que el del papá.

Llevaba yo mucho tiempo sin correr y mi cuerpo iba rechinando y acomodándose a la carrera. Preguntaba que cuál era el tema de andar corriendo de nuevo. Yo le decía que quería seguir acompañando a mi niña que ahora era toda una mujer. Ahí iba, con su colita de caballo brincándole mientras se alejaba cada vez más.

El día era soleado, la arena súper blanca y apisonada para correr. El mar era de unos azules muy atractivos. Yo seguía viendo a mi hija. De repente se regresó corriendo a alcanzarme y a echarme porras : «¿Qué onda pa, porque tan lento? «

Volvía a correr y adelantarse por la playa haciendo, viendo y experimentando las cosas a su manera. Tal como debía de ser.

Yo estaba de apoyo en caso de que lo necesitara. «¿A la izquierda o a la derecha pa?» Y supongo que mi papel será ese. Estar disponible para cuando requiera ayuda, consejo o aquello que un papá da sin esperar nada a cambio.

Curioso porque ahora mi tema será buscar estar cerca de ella. Vivir lo que reste compartiendo sus éxitos, sus fracasos y sus experiencias. A veces estará cerca, a veces se irá lejos. Aquí estaré siempre para ella.

Me daba cuenta de que haría muchas cosas para seguirla. Hoy, en el kilómetro 5 mi cuerpo empezaba a demandar que parase esta tranquiza. Y con cara de que no pasa nada, seguía a mi ex-chiquita. Ella veía su meta inmediata y cerraba con un buen sprint.

«Corre Merry, vuela bonito, vuela alto y por lo que más quieras se feliz.»

Aquí estaremos para lo que quieras, para cuando quieras.

Tu Papá

17 comentarios sobre “La carrera con María.

  1. Merce

    Precioso querido Jorge, y si, ahora nos toca verlos correr la carrera mas importante de su vida cerca, pero desde otro plano!! Mil felicidades por tu niña!! Tiene a los mejores entrenadores de vida: tu y Marie, asi que: corre, Maria, corre!!

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  2. Marimar

    Jorge. Me encantó tu meditación. Todo lo que dices es cierto.
    Jamás dejamos de ser Papás. SIEMPRE estaremos disponibles y al pendiente, simplemente porqué éso es lo que éllos esperan.
    Mi pensamiento es que aún si estuviésemos en el cielo, nuestro ser va a estar con éllos en la tierra tratando de orientales y de sentirse queridos.
    Un abrazo a toda la familia Ocaranza.

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    1. Anónimo

      Que sentimientos tan hermosos…
      Lo que nos resta es estar siempre a su lado en todo momento…. FELICIDADES
      Y ese Yerno se lleva un Tesoro de Ser Humano nuevamente FELICIDADES A TODA LA FAMILIA… BENDICIONES INFINITAS

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  3. Hernan Mendoza

    Aunque mi carrera de papá apenas es de ir a compañarla a su primer inicio de preescolar de mi hija, jajaja no me imagino ese momento vivirlo como padre deben ser sensaciones maravillosas, sentimientos encontrados pero bendito día pueda estar vivo para vivir con plenitud esa hermosa etapa, las mejores vibras para Maria y que dios ilumine y bendiga esa nueva etapa en su vida.

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