El guia maestro de Alaska.

En unos días mi papa, el Doc,  cumple dos años de haber muerto. Así que lo he tenido un poco mas que presente. Y estoy recordando con mucho cariño algunas aventuras de cacería.

Estábamos cazando en Alaska, muy cerca del estrecho de Bering. Ibamos por un brown bear y habíamos tomado dos aviones, dos avionetas y un mosquito para llegar a un lago remotísimo en donde buscaríamos cobrar un buen trofeo.

Permaneceríamos una semana en una diminuta cabaña junto con dos guías y disfrutaríamos del paisaje, de la fauna y sobre todo uno del otro.

El primer dia, regresando de dar una vuelta de reconocimiento, fui a la orilla del lago junto con mi papa a lavarnos las manos y a tirar una piedras. Justo entonces un enorme oso café venía por la ribera dando su acostumbrado paseo de medio día, cuando se encontró con dos animales que no reconoció. El oso se detuvo en seco, nosotros también y empecé a llamar a nuestro guía.

Dándose cuenta de  inmediato, salió caminando hacia nosotros. Yo lo escuchaba pero no lo veía y estaba esperando oír el disparo de su rifle. El oso estaría a unos 25 pasos y se estaba poniendo de pie sobre sus patas traseras. Nos sacaba unas dos cabezas de alto. Nuestro guía se puso en frente de nosotros y traía una gran cacerola en las manos con una cuchara para servir. Y de inmediato pensé que teníamos un guía retrasado mental.

Comencé a dar un paso hacia atrás y el guía me dijo por lo bajo : » No se muevan por favor«. El oso no sabía que hacer y mi papa y yo menos. El guía dio un paso hacia adelante con su cacerola. El oso meneó la cabeza oliendo el aire. El guía empezó a pegarle a la cacerola y el oso comenzó a correr alejándose de nosotros. Yo con la boca abierta no podía dejar de pensar en que carambas hacíamos en ese lugar.

El segundo día nos dijo el guía maestro: » Vamos a cazar del otro lado del lago. Nos vemos en la lancha en 5 minutos.».  La lancha era una lanchita de aluminio con su motorcito fuera de borda, con el fondo plano que podía llevar a 4 personas.

A punto de subirnos, me dijo el guía: » George, regrésate por los salvavidas que se nos olvidaron en la cabaña». Y yo le puse cara de » No manches, salvavidas para cruzar este lago que esta mas plano que un espejo?. De verdad que exageran ustedes gringos cuadrados.!!» El me contestó con cara de  » Ve por los salvavidas y deja de quejarte o no nos vamos; mexicano desordenado«.

Así que cruzamos el lago, nos bajamos del otro lado y después de amarrar la lancha, subimos como un kilómetro por la ladera de una montaña. Nos sentamos y empezamos a revisar la zona con nuestros binoculares. Es de los lugares mas bonitos que he estado en mi vida. Vimos osos, caribus, un lobo solitario y unas vistas increíbles.

Estaba feliz en mi paraíso, cuando el guía nos dijo: » Vámonos de inmediato, el clima esta cambiando muy rápido». Como era mi costumbre, iba a empezar a pensar en decirle que si nos podíamos quedar, pero vi en su mirada un apremio que me hizo apurarme y ayudarle a mi papa con su rifle.

Bajamos casi corriendo y ya para cuando llegamos al lago la lluvia caía fuertemente. El viento había subido de intensidad de manera increíble y apenas pudimos subirnos a la lanchita. El motor logró arrancar a la tercera y por poco nos voltean un par de olas de unos dos metros ( siempre exageramos los cazadores).

Ya nos habíamos puesto por supuesto los dichosos salvavidas y estaba pensando en quitarle a mi papa sus botas para cuando nos volteáramos. Estábamos en medio de una tormenta en un lago embravecido!!. Nuestro guía navegó contra las olas. La lanchita parecía un corchito pedorro a merced de la tormenta, pero paso a paso y subiendo y bajando a través de las olas, llegamos al otro lado sanos y salvos.

Completamente ensopados, sacamos la lancha del lago, nos metimos en nuestra cabañita y nos pusimos ropa seca. La tormenta no cesó sino hasta 48 horas después. A partir de ahí nuestro guía maestro se convirtió en mi gigante y le tenía TODA mi confianza. Me había demostrado con hechos y a pesar de mi que podía confiarle hasta mi vida. Y así sucedió durante los siguientes días en donde nos guió, cuidó y atendió.

Tuvimos la fortuna de tener a un guía maestro muy bueno. No solo cobramos nuestros trofeos, sino que ante condiciones especiales y peligrosas que se presentaron en varias ocasiones, el supo prever, estar preparado y reaccionar ante lo que se iba presentando.

Que diferencia hace tener buenos guías maestros en la vida!

A veces diferencias muy importantes.

¿  Necesitas guías maestros para algunas de tus actividades o partes de tu vida ?  ¿ O eres de los que saben todo?

¿  Tienes buenos guías o son mas bien  guías pedorros y estas arriesgando mucho ?

Si tienes muy buenos guías, no dejes de reconocerlos y recomendarlos

Si no los tienes, búscalos hasta que los encuentres ….

Como siempre son Meditaciones para Mi.

Saludos

JOF

 

 

 

15 comentarios sobre “El guia maestro de Alaska.

  1. Adan

    Muy buena experiencia de vida !
    Leccion que jamas se debe olvidar y nos pasa en muchos ambitos de nuestra vida .
    Me gusto y me hizo recordar que nunca lo sabemos todo y aprendemos mucho a veces de la persona menos esperada . Gracias por compartir,Ing.

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